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Los peces también tienen sentimientos: ¿toca replantearnos nuestra relación con ellos?

Fish ‘don’t smile’ but does that mean they don’t feel?
Fish ‘don’t smile’ but does that mean they don’t feel? Derechos de autor Canva
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Por Nichola DauntonEuronews en español
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Ahora que tanto la legislación del Reino Unido como la de la UE consagran la sensibilidad de los vertebrados, ¿ha llegado el momento de replantearnos nuestra relación con los peces?

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Si alguna vez ha tenido una mascota, ha visitado un zoo o ha visto jugar a animales salvajes, es probable que se haya planteado el concepto de 'sintiencia animal'.

Definida en términos generales como la capacidad de experimentar emociones positivas y negativas, como el placer, la alegría, el dolor y el miedo, la sensibilidad animal reconoce que los seres vivos tienen sentimientos y conciencia.

La complejidad de estas emociones depende de la especie, pero muchos países —incluido el bloque de la Unión Europea— tienen leyes que reconocen la sensibilidad de ciertos animales.

Aunque el reconocimiento de la sensibilidad pueda parecer un pequeño paso, puede tener profundas implicaciones éticas y filosóficas en el trato que damos a los animales salvajes, domésticos y de granja.

Los científicos están de acuerdo desde hace tiempo en que algunas especies, como los primates y otros mamíferos, son sintientes. Pero la sintiencia de otros grupos, como los peces y los crustáceos decápodos —una familia que incluye cangrejos, langostas y gambas— ha sido objeto de debate durante décadas.

Ahora que tanto la legislación del Reino Unido como la de la UE consagran la sensibilidad de todos los vertebrados, ¿ha llegado el momento de replantearnos nuestra relación con los peces y los animales de granja?

En la reciente conferencia "Extinción o regeneración: transformar los sistemas alimentarios para la salud humana, animal y planetaria", científicos y responsables políticos se reunieron para debatir el papel que desempeña la sensibilidad en el trato que damos a los animales de granja.

Sintiencia

La definición exacta de sintiencia varía de un país a otro, y algunos Estados se niegan a definir el concepto. Esto pone de manifiesto la dificultad de precisar lo que significa "sentir". Aunque las distintas especies experimentan el mundo de maneras diferentes, dependiendo de la complejidad de sus cerebros, los humanos también adolecemos de falta de imaginación a la hora de interpretar las emociones animales.

Sin embargo, nuestra incapacidad para interpretarlas no significa que un animal no experimente el mundo emocionalmente. Así lo recordaba a Euronews Green antes de la conferencia João Saraiva, líder del Grupo de Etología y Bienestar de los Peces y presidente y fundador de la Asociación FishEthoGroup.

Los humanos no podemos empatizar con los peces del mismo modo que lo hacemos con una vaca o con un perro
João Saraiva
Líder del Grupo de Etología y Bienestar de los Peces

"El problema con los peces es que están muy alejados de nosotros", explicaba Saraiva. "Es muy difícil incorporar a los peces a lo que llamamos el círculo de la empatía. No podemos empatizar con los peces del mismo modo que lo hacemos con una vaca o con un perro".

"Los peces no tienen expresiones faciales, no parpadean, no sonríen. Y nosotros, como humanos, nos basamos en estas señales para crear empatía".

Es este vacío de empatía, más que la falta de datos científicos, lo que ha mantenido durante tanto tiempo en la conciencia pública mitos como "los peces no sienten dolor" o "los peces de colores sólo tienen memoria de tres segundos".

Afortunadamente, como demostró la sala abarrotada del panel "Suelos, mares y seres sensibles", la actitud hacia la sensibilidad animal está empezando a cambiar.

Sensibilidad animal y Derecho

El filósofo francés del siglo XVII René Descartes creía que todos los animales eran autómatas, sin sentimientos ni conciencia. Esta filosofía marcó la pauta de los siglos venideros, en los que el sufrimiento de los animales fue ampliamente rechazado.

En 1965, John Webster, miembro fundador del Consejo para el Bienestar de los Animales de Granja del Reino Unido, contribuyó a consagrar las "cinco libertades" de los animales en la legislación británica.

Las cinco libertades —incluida la de no sufrir molestias ni dolor— han sido adoptadas desde entonces por grupos de bienestar de todo el mundo, como la RSPCA y la Organización Mundial de Sanidad Animal.

Canva
Nuestra falta de empatía ha mantenido vivos mitos como que "los peces no sienten dolor"Canva

Aunque estas libertades reconocían el sufrimiento potencial de los animales, no reconocían explícitamente su mundo emocional interior. Pero a medida que avanzaba la investigación científica sobre la sensibilidad animal, los Gobiernos empezaron a reconocerla jurídicamente.

El artículo 13 del Tratado de Lisboa, que entró en vigor en diciembre de 2009, establece que en la formulación de políticas que "dado que los animales son seres sensibles, la Unión Europea y los Estados miembros tendrán plenamente en cuenta las exigencias en materia de bienestar de los animales".

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A pesar de ello, muchos animales de granja siguen considerándose productos en lugar de individuos sensibles, y en ningún otro caso esto es más evidente que en la piscicultura.

¿Sienten dolor los peces?

"En los años 80, en Alemania, se propuso prohibir la pesca con caña", explica Jennifer Jacquet, profesora asociada del Departamento de Estudios Ambientales y directora de XE en la Universidad de Nueva York "Y la historia del debate sobre el dolor de los peces demuestra que la idea de que los peces no sienten dolor surge directamente de la amenaza de esa política".

Aunque la teoría de que los peces no pueden sentir ha estado en la conciencia pública durante décadas, João Saraiva se afana en señalar que no es cierta.

"Se ha demostrado muchísimas veces que el cerebro de los peces, aunque sea diferente, tiene las mismas funciones que el cerebro humano. De hecho, se puede construir un mapa funcional del cerebro de los peces y, sorpresa, hay un área funcional que hace que los animales sientan dolor", explica.

Investigaciones más recientes, prosigue Saraiva, han demostrado que los peces tienen los mismos nociceptores que nosotros. Los nociceptores forman parte del sistema nervioso sensorial de la piel y los tejidos, y transmiten señales de dolor al cerebro.

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Sabemos lo suficiente sobre los pulpos como para saber que no les daremos una buena vida en cautividad
Jennifer Jacquet
Profesora asociada del Departamento de Estudios Ambientales en la NYU

Jacquet, por su parte, recuerda que la acuicultura se está expandiendo tan rápidamente que se están criando especies antes de disponer de datos sobre su bienestar que permitan una cría ética o responsable.

"Analizamos las 408 especies que se crían actualmente en acuicultura y demostramos que menos de una cuarta parte de ellas tienen conocimientos especializados sobre bienestar", revela Jacquet. "Así que el 70 % de todos los animales individuales en acuicultura tienen poco o ningún conocimiento sobre bienestar".

Sin la información pertinente sobre bienestar, es imposible respetar la sensibilidad de las especies de peces y criarlas de forma ética. Sin embargo, una especie sobre la que Jacquet está segura de que los expertos en bienestar animal saben lo suficiente es el pulpo.

"Creemos que para la cría de pulpos, en realidad sabemos lo suficiente sobre los ellos como para saber que no les daremos una buena vida en cautividad".

La cría de pulpo, ¿demasiado cruel?

Saraiva está de acuerdo con esta opinión. "Es muy difícil que el pulpo experimente bienestar en cualquier condición de cría. Los pulpos son animales solitarios. Son carnívoros, agresivos, utilizan su entorno, así que las peceras no son lo mejor para ellos".

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La piel del pulpo es un órgano multisensorial increíble que le permite ver, sentir, saborear y tocar. Si esta piel se daña en una pelea, el pulpo será incapaz de reconocer su propio brazo y, creyendo que es un objeto extraño, se atacará a sí mismo.

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La piscicultura se extiende rápidamente por todo el mundoCanva

Las lesiones de este tipo son más probables si estos animales, solitarios por naturaleza, se mantienen en confinamiento. Con Nueva Pescanova, la primera piscifactoría de pulpos del mundo —actualmente en fase de planificación en las Islas Canarias— crece la preocupación de que estos animales tan inteligentes se vean expuestos a altos niveles de sufrimiento.

"Ni siquiera es producción de alimentos, es un bien de lujo", condena Jacquet. "Me gustaría que tanto el gasto del proyecto como la cuestión de si debe seguir adelante se sometieran a votación democrática. Tengo mucha fe en que la gente piense que esta no es la mejor manera de avanzar".

Carne de laboratorio, ¿la solución?

Aunque para algunos no consumir carne es la única respuesta adecuada a la idea de la sensibilidad animal, muchas personas en todo el mundo dependen de los animales como principal fuente de proteínas o medio de vida.

"En general, creo que deberíamos plantearnos abolir la pesca industrial y favorecer la pesca artesanal, a pequeña escala y de subsistencia, que alimenta directamente a más personas", opina Jacquet.

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Aunque muchas personas no dependen del pescado como fuente de proteínas, el marisco sigue siendo muy deseado en todo el mundo, con una demanda especialmente alta en las naciones occidentales ricas.

Ahora bien, sin acuicultura, ¿cómo puede satisfacerse esta demanda sin ejercer más presión sobre las poblaciones de peces salvajes?

"Creo que es muy interesante que surja en el mercado algo como "el marisco celular", como una opción para los consumidores occidentales ricos", reconoce la experta. "Podemos llenar el vacío con este producto celular que no duele, con el que no se sacrifica y que es ecológicamente hablando mucho menos dañino".

Aunque la carne cultivada se produce a muy pequeña escala, los costes actuales —tanto medioambientales como financieros— hacen improbable que la industria crezca a corto plazo.

Por tanto, y en un futuro previsible, si queremos consumir proteínas animales tendremos que seguir luchando con las implicaciones éticas que supone matar animales de granja y animales salvajes sintientes.

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