Los científicos anuncian que se pueden mezclar varias soluciones técnicas para reducir el impacto de la contaminación acústica en el ambiente marino; como el cambio del diseño de las hélices de los barcos, la reducción de la velocidad de los buques o el desvío de una vía de navegación.
"El sonido en el océano es vida; sin sonido, no habría vida en el océano. Es el único soporte de información que todos los habitantes del mar son capaces de compartir", expresa Michel André, director del Laboratorio de Bioacústica Aplicada (LAB), Universitat Politècnica de Catalunya - BarcelonaTech
Desde hace tiempo se sabe que los sonidos submarinos son esenciales para que ballenas y delfines encuentren su camino, localicen alimento y se comuniquen.
Los científicos están cada vez más alarmados por la contaminación acústica submarina: supone un estrés adicional para la fauna marina, ya amenazada por numerosos impactos antropogénicos.
Cada vez hay más pruebas de que la contaminación acústica puede afectar a una amplia gama de animales marinos e incluso plantas.
Incluso el fitoplancton también podría estar afectado. Si estos organismos microscópicos también se ven perjudicados por el ruido, eso significaría que las consecuencias de la contaminación acústica pueden repercutir en toda la cadena alimentaria.
Se necesita una vigilancia mundial del ruido marino
El profesor André explica que la investigación realizada por sus colegas en los últimos 10 años ha ampliado enormemente nuestra comprensión de este tema.
Ahora está claro que los efectos nocivos de la contaminación acústica en el océano van mucho más allá de los delfines y las ballenas; y para abordar eficazmente este problema podríamos necesitar una vigilancia mundial continua del ruido submarino.
"Cualquier actividad humana en el océano produce sonido. El transporte, que es la navegación, con el ruido de las máquinas y las hélices hace mucho ruido. La construcción de parques eólicos también", explica el profesor.
"Las maniobras de la marina, las prospecciones de petróleo y de gas; todas estas actividades producen mucho ruido que se introduce en el océano", agrega Michel André.
Con los resultados del proyecto de investigación europeo denominado "LIDO" ("Listening to the Deep-Ocean Environment"), el laboratorio de Michel André ha desplegado una amplia red de estaciones acústicas marinas, para identificar cómo reducir estos niveles de ruido.
¿Cómo reducir el ruido en ambientes marinos?
El ruido generado por el hombre en el transporte marítimo, la construcción de parques eólicos y las operaciones industriales o militares crean una 'niebla acústica' submarina, que puede desorientar a los animales marinos.
Según Michel André, los observatorios acústicos autónomos podrían identificar y alertar sobre las fuentes de ruido, instándolas a guardar silencio. Y una de las soluciones es aportar enfoques tecnológicos que reduzcan la introducción de ruido.
Para Joseph Schnityler, investigador postdoctoral del Instituto de Investigación de la Fauna Terrestre y Acuática, se pueden mezclar varias soluciones técnicas, como el cambio del diseño de las hélices; pero también puede tratarse de algunos cambios funcionales, como la reducción de la velocidad de los buques o el desvío de una vía de navegación.
Michel advierte que no podemos pedir a esta industria que deje de operar, y tampoco podemos pedir a la Marina que deje de proteger el país. No podemos pedir a los operadores de petróleo y gas que dejen de extraerlos, dependemos de esto, de momento.
"Así que, como científicos, tenemos que aportar una solución que proporcione a estos operadores una forma tecnológica alternativa de extraer lo mismo, limitando los efectos sobre el medio marino, finaliza.