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Ríos de putrefacción y aire tóxico: Gaza se enfrenta a una catástrofe medioambiental

Mujeres palestinas reaccionan después de que las aguas residuales salieran de las piscinas y arrasaran un pueblo del norte de la Franja de Gaza, 27 de marzo de 2007.
Mujeres palestinas reaccionan después de que las aguas residuales salieran de las piscinas y arrasaran un pueblo del norte de la Franja de Gaza, 27 de marzo de 2007. Derechos de autor REUTERS/Ismail Zaydah
Derechos de autor REUTERS/Ismail Zaydah
Por Mohammed Soulaiman
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Los habitantes de Gaza padecen infecciones respiratorias agudas, diarrea, piojos y sarna.

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Hace 15 años, una guerra de 23 días en Gaza dejó el 17% de las tierras de cultivo "arruinadas y con escasas o nulas posibilidades de volver a ser utilizadas", según un informe de investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Tan solo 70 días después de que comenzase la actual guerra, los expertos advierten de que se están produciendo daños irreversibles en el medio ambiente de la estrecha franja, una de las zonas más pobladas del mundo.

La contaminación atmosférica se ha disparado, las enfermedades transmitidas por el agua van en aumento y los animales están sufriendo.

En octubre de este año, Human Rights Watch confirmó que Israel había lanzado fósforo blanco sobre Gaza y Líbano. Se sabe que este producto químico tiene efectos graves e incluso mortales en las personas, los animales y el medio ambiente.

Esta sustancia altamente tóxica es inflamable y soluble en la carne humana, siendo capaz de dañar órganos. Daña el suelo, contamina las fuentes de agua y envenena los ecosistemas acuáticos, afirma Khaled El-Sayed, director gerente del Centro Synerjies de Estudios Internacionales y Estratégicos, con sede en El Cairo, y asesor sobre desarrollo sostenible.

"Las investigaciones indican que el intenso calor generado durante la combustión [de las bombas] podría alterar tanto la estructura física como las propiedades químicas del suelo, reduciendo así la fertilidad y aumentando la probabilidad de enfermedades transmitidas por el suelo", añade.

Profundos charcos de aguas residuales rodean las viviendas

Cada vez se estrecha más la zona a la que los gazatíes pueden acudir para escapar de estos horrores.

Jan Yunis, en el sur de Gaza, albergaba a unos 400.000 residentes antes de la guerra. Ahora, más de un millón se hacinan en poco más de 21 kilómetros cuadrados.

Ahmed Al-Astal, un vecino de 58 años, agradece que su familia siga con vida, tras meses de bombardeos que han matado a más de 20.000 personas hasta la fecha, pero los charcos de aguas residuales que rodean su casa han desatado temor.

"Está en juego la vida de mis nietos", afirma Al-Astal.

Tienen miedo de que Ahmed, de 4 años, y Fátima, de 2, se ahoguen en este mar de agua contaminada y sufran enfermedades crónicas.

"Ahmed tiene una infección respiratoria y su hermana tiene una erupción por todo el cuerpo, que según los médicos es síntoma de una enfermedad cutánea adquirida aquí", afirma Al-Astal.

Desde el mortífero ataque de Hamás contra Israel del 7 de octubre, en el que murieron 1.200 personas, Israel ha limitado el suministro de combustible que entra en la Franja, paralizando la mayoría de los servicios públicos. El municipio de Jan Yunis no ha podido bombear las aguas residuales a las estaciones de tratamiento situadas fuera de la ciudad. Las estaciones de tratamiento de aguas residuales no funcionan constantemente porque no hay combustible para alimentar sus generadores.

"Jan Yunis está casi completamente inundada de aguas residuales", afirma Al-Astal, que, como miles de personas, se vio obligado a trasladarse a Al-Mawasi, un trozo de tierra de 8,5 kilómetros cuadrados en la costa de Gaza, descrito como "más pequeño que el aeropuerto londinense de Heathrow".

Las bombas lanzadas sobre Gaza contaminan el suelo y el agua

El Observatorio Euromediterráneo de Derechos Humanos, con sede en Ginebra, afirma que Israel ha arrojado 25.000 toneladas de bombas sobre Gaza, el equivalente a dos bombas nucleares. Esto, según los expertos, contamina gravemente el suelo y la calidad del aire. También contaminan los escasos recursos hídricos de Gaza, que un informe de la ONU describió como en gran medida inadecuados para el consumo humano en 2020.

Según la directora de la Autoridad Palestina de Calidad Medioambiental (PEQA), Nasreen Tamimi, el impacto medioambiental de la guerra en Gaza es "catastrófico", y añade que una evaluación medioambiental exhaustiva sobre el terreno demostraría que los "daños superan todas las predicciones".

"Los cadáveres bajo los escombros, los residuos médicos peligrosos, el cierre de las plantas de tratamiento y desalinización han contribuido a la crisis actual", afirma Tamimi, haciéndose eco de las advertencias de la ONU sobre un inminente desastre para la salud pública. La Organización Mundial de la Salud ha informado de un fuerte aumento de las infecciones respiratorias agudas, diarreas, piojos, sarna y otras enfermedades de rápida propagación.

Los vertederos improvisados están desbordados

Omar Matar, director del Departamento de Salud y Medio Ambiente del municipio de Jan Yunis, afirma que la afluencia de personas a la ciudad ha creado una crisis de basuras.

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"Más de un millón viven ahora en el mismo espacio. La basura sólida producida al día aumentó de 150 toneladas a más de 450 toneladas. Con sus limitados recursos, el municipio no puede hacer frente a este aumento de volumen, sobre todo porque escasean los camiones, las excavadoras y los suministros de combustible", afirma Matar.

El municipio sólo puede trasladar la basura tres veces a la semana, no a diario como ocurría antes de la guerra, añade.

Incluso después de la recogida, Matar dice que la basura se vierte en un vertedero provisional instalado cerca de una zona residencial al oeste de Jan Yunis. Esto pasó después de que Israel bombardeara el vertedero principal en la zona de Fakhari, al este de Jan Yunis, a principios de este mes.

Un vertedero provisional instalado en Khan Younis tras el bombardeo de la instalación principal.
Un vertedero provisional instalado en Khan Younis tras el bombardeo de la instalación principal.Mohammed Soulaiman

Esto, afirma, provoca riesgos medioambientales y sanitarios debido a los malos olores, los insectos, los roedores y los contaminantes.

Además, las tierras agrícolas que albergan árboles perennes como olivos y cítricos, o cultivos de campo como hortalizas, han sido objeto de una destrucción extensiva y sin precedentes.

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En un informe publicado el mes pasado, Lawfare, publicación multimedia sin ánimo de lucro dedicada a proporcionar análisis no partidistas sobre cuestiones jurídicas y políticas, afirmaba que "los daños colaterales legalmente proporcionados por las armas letales utilizadas en zonas pobladas por civiles serían completamente inmorales", y añadía que los ataques aéreos de las IDF "pueden considerarse crímenes de guerra".

El hijo de Ahmed Al-Astal, Mohammed, de 23 años, padece insuficiencia renal y requiere diálisis tres veces por semana.

"Debido al entorno insalubre, al escaso acceso a agua limpia y a la pólvora que contamina el aire, su salud ha empeorado drásticamente", afirma.

Este reportaje se ha realizado en colaboración con Egab.

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