El Gobierno laborista ha aplazado la concesión de licencias para explotar las aguas profundas del Ártico, una posibilidad criticada por los ecologistas por los posibles daños contra la biodiversidad marina del océano septentrional.
Noruega ha aplazado sus polémicos planes de relanzar su minería en aguas profundas en el Ártico. Un retraso que, según los ecologistas, debe suponer "el golpe de gracia" definitivo para esta industria. El Gobierno laborista del país confirmó este miércoles que no expedirá licencias para la minería en aguas profundas durante la actual legislatura, que no termina hasta 2029.
El acuerdo llega tras intensas negociaciones entre los laboristas, el Partido de la Izquierda Socialista, el Partido Verde, el Partido Rojo y el Partido del Centro. Aunque los laboristas encabezan el Gobierno, no cuentan con mayoría propia y necesitan el apoyo de otras fuerzas para sacar adelante su Presupuesto del Estado de 2026.
El año pasado, Noruega se convirtió en el primer país del mundo en dar luz verde a la minería en aguas profundas para acelerar la búsqueda submarina de minerales utilizados en tecnologías limpias, como las baterías para vehículos eléctricos.
La ley implica que en torno a 280.000 metros cuadrados de las aguas nacionales, situadas entre Svalbard, Groenlandia e Islandia, podrían abrirse eventualmente para recoger del fondo marino rocas conocidas como nódulos, que contienen minerales como cobalto y zinc. Estaba previsto que el Estado comenzase a conceder licencias en 2025.
Pese a quienes sostienen que esta actividad puede realizarse de forma sostenible, los expertos advierten de que podría causar daños irreversibles a la biodiversidad y los ecosistemas y provocar la liberación del carbono almacenado en el océano.
Noruega sostiene desde hace años que acceder a los minerales del fondo marino podría ayudar al país a alejarse de la industria del petróleo y el gas y propiciar una transición verde mediante pilas de combustible, paneles solares, vehículos eléctricosy teléfonos móviles.
Sin embargo, un informe publicado el año pasado por la Environmental Justice Foundation concluyó que la minería en aguas profundas no es necesaria para la transición hacia una energía limpia. Esta organización prevé que una combinación de nuevas tecnologías, economía circular yreciclaje podría reducir la demanda de minerales un 58% entre 2022 y 2050.
El director ejecutivo y fundador de la organización, Steve Trent, sostiene que la minería en aguas profundas persigue minerales que en realidad no necesitamos y entraña daños ambientales. "Sabemos muy poco del océano profundo, pero lo suficiente para estar seguros de que explotarlo acabará con fauna única, alterará la mayor reserva de carbono del planeta y no acelerará la transición hacia economías limpias", añade.
¿Es este el golpe de gracia para la industria noruega de la minería en aguas profundas?
La decisión de Noruega de aplazar la minería en aguas profundasha sido aplaudida por numerosas organizaciones ecologistas y ha dado pie a reclamar que el país apoye una moratoria mundial sobre esta práctica.
"Esto debe ser el golpe de gracia para la industria de la minería en aguas profundas en Noruega", afirma Haldis Tjeldflaat Helle, de Greenpeace Nordic. "Ningún Gobierno comprometido con una gestión sostenible de los océanos puede apoyar la minería en aguas profundas."
Helle también ha instado a Noruega a "dar un paso al frente y convertirse en un verdadero líder oceánico" presentando una propuesta para proteger las aguas profundas del Ártico. Sin embargo, el primer ministro Jonas Gahr Støre dice a los periodistas que la medida debe entenderse como un aplazamiento y no como una prohibición permanente.
Esta añade que el Partido de la Izquierda Socialista, que ayer bloqueó los acuerdos presupuestarios, no "ostenta el poder para siempre", pero confirma que la minería del lecho marino no tendrá lugar durante el actual periodo parlamentario.