Según un informe del Tribunal de Cuentas Europeo, las emisiones de CO2 de los automóviles en la UE no han disminuido respecto a 2010, a pesar de que los motores son más eficientes: culpan al aumento de peso y cilindrada.
En concreto, las emisiones se mantuvieron invariables en los coches diésel, mientras que se produjo un ligero descenso del 4,6% en los de gasolina. Según el informe, el endurecimiento de la normativa y de las normas para los fabricantes de automóviles no ha tenido, por tanto, el efecto deseado sobre el terreno.
Aunque los nuevos motores de gasolina y diésel son menos contaminantes, los coches han crecido en volumen y cilindrada, por lo que las emisiones reales de dióxido de carbono siguen siendo elevadas.
"Por ejemplo, el mercado de los SUV ha crecido mucho. Los coches son cada vez más pesados, aunque los motores sean quizá más eficientes", ha explicado Jindrich Dolezal, auditor jefe del Tribunal de Cuentas Europeo. "El peso de estos coches, muchas de las medidas de seguridad y otros añadidos hacen que las emisiones sean más o menos las mismas. Esta es una de las razones por las que no se ha producido un "descenso", ha apuntado.
Durante el periodo cubierto por el informe, los turismos aumentaron una media del 10% en peso y del 25% en potencia.
El sector del transporte es el segundo mayor emisor de gases de efecto invernadero de la UE después de la producción de energía, con un 23% del total, y es el único en el que las emisiones no han disminuido significativamente respecto a los niveles de 1990.
Más de la mitad (56%) de las emisiones del sector proceden de los automóviles privados, de los que hay más de 253 millones en los países de la UE, según cifras de 2021: un 20% más que en 2010. Le siguen los camiones, con un 27%, y las furgonetas, con un 11%. El resto de medios de transporte (motocicletas, trenes, aviones y barcos) sólo aportan un 6%.
El importante descenso de las emisiones globales del sector se debe a la expansión de los coches eléctricos, aunque no faltan problemas en el sector, desde el suministro de materias primas hasta la producción de baterías.
"La legislación europea sobre materias primas debería hacer más segura la producción de baterías. Así que creo que recientemente la UE ya ha empezado a cambiar su enfoque, orientando todas las inversiones hacia las tecnologías limpias", ha afirmado Jindrich Dolezal.