El Partido Laborista ha obtenido una aplastante victoria en las elecciones del Reino Unido, mientras que las formaciones de derechas se imponen en otros lugares de Europa. Pero, bajo la superficie, la extrema derecha sigue siendo una fuerza a tener en cuenta por la nueva Administración laborista.
PUBLICIDADEl resurgimiento del Partido Laborista británico de Keir Starmer ha torpedeado los 14 años de Gobierno de los conservadores, llevando al Reino Unido hacia la izquierda en un movimiento a contracorriente del auge de la extrema derecha en Europa continental. A primera vista, eso es lo que sugiere la mayoría laborista de 174 escaños en la Cámara de los Comunes.
Sin embargo, la mayoría se construyó sobre un escaso 35% de los votos, y detrás de cada una de las 650 circunscripciones electorales del Reino Unido, surgió una imagen matizada.
La victoria de Nigel Farage en Clacton fue uno de los cuatro escaños obtenidos por su Partido Reformista, con otro actualmente en recuento. Aunque lejos de los 13 escaños pronosticados por los sondeos a pie de urna, en el brutal sistema británico de mayoría relativa, el recuento de escaños del Reformismo oculta la profunda corrosión del voto conservador, que ayudó a los laboristas a hacerse con su premio.
El Partido Reformista quedó en segundo lugaren 103 circunscripciones, frente a solo tres durante las últimas elecciones de 2019, cuando un pacto con Boris Johnson le llevó a no disputar escaños en poder de los conservadores.
Y en muchos más escaños en los que la formación de Farage quedó anoche en tercer lugar, hirió de muerte a los 'tories', como ilustran los resultados de la circunscripción de Poole, en la costa sur.
Con 14.150 votos, los conservadores perdieron el escaño por la mínima diferencia (18 votos) frente a los laboristas, con 14.168 votos, mientras que el Partido Reformista quedó en tercer lugar, consiguiendo 7.429 votos que, de otro modo, podrían haber llevado a los conservadores a la victoria.
'Muro rojo' en apoyo del Brexit
Muchos de estos votos reformistas procedían de la misma población base movilizada por Boris Johnson y arrancada de los escaños del norte de tendencia laborista para formar su llamado 'muro rojo' en apoyo del Brexit.
Johnson ya estaba aprovechando la desilusión con el 'establishment' político, ya fuera de derechas o de izquierdas: el voto a favor del Brexit fue un voto negativo contra ese 'establishment' de Londres y Bruselas.
Aunque la desilusión puede haber sido diferente, el Partido Reformista ha vuelto a aprovechar la percepción pública más extendida del régimen conservador como incompetente, inadecuado y poco digno de confianza.
La contundente victoria laborista se apoya en cimientos superficiales, según analistas
Como tal, esta aplastante victoria difiere de la del propio Tony Blair en 1997, cuando el partido obtuvo más del 43% del voto popular y aprovechó el entusiasmo por su proyecto del Nuevo Laborismo.
"Es un resultado sorprendente, y no recuerdo nada parecido en la historia británica en que un partido obtenga tantos escaños sin haber ganado muchos votos", declaró a 'Euronews' Charles Grant, director del Centro para la Reforma Europea.
Cimientos muy frágiles
Según Grant, la mayoría laborista está construida sobre cimientos muy frágiles, y "puede desaparecer fácilmente con la próxima tormenta que azote al Reino Unido". Farage ha dicho que ahora viene a por los votantes laboristas. "Creo que, a largo plazo, el tipo de problemas de extrema derecha a los que se enfrentan Francia y Alemania pueden extenderse al Reino Unido", afirma Grant.
En Francia, el partido de centro-derecha se ha visto desgarrado en una disputa sobre si unir fuerzas con la ultraderechista Agrupación Nacional. Lo mismo podría ocurrir ahora con los conservadores británicos, que se enfrentan a la presión electoral de los reformistas.
Sin embargo, cualquier nexo futuro entre estas fuerzas amenaza también con derribar la posición aparentemente dominante de los laboristas en el Reino Unido. Las fuerzas populistas de extrema derecha siguen siendo tan relevantes en el Reino Unido tras esta victoria aplastante de los laboristas de centroizquierda como en el resto de Europa.