Mientras tanto, el Gobierno regional de Vojvodina afirmó que estaba evitando la desertización de la zona invirtiendo en el sistema hidrológico local.
Una grave sequía ha obligado a los agricultores serbios a empezar de nuevo mucho antes sus cosechas de girasol y maíz.
Es el tercer año consecutivo que la región se ve afectada por estas condiciones, y el impacto en el rendimiento es enorme: se espera que este año la producción de maíz sea tres veces inferior a la habitual.
El granero de Europa en grave riesgo
Tomica Vojnić, de Tavankut, describe un panorama desolador. "Como ve, hay muchos pelados", dice a 'Euronews', señalando los tallos de maíz. "Muchos de ellos no tienen ni mazorca, o es muy pequeña".
La región septentrional de Voivodina, parte de lo que se conoce como "el granero de Europa", se ha visto especialmente afectada. La sequía no sólo atrofió el crecimiento, sino que también trajo plagas que dañaron aún más los ya escasos cultivos.
La crisis del agua fue otro de los problemas en la mente de los agricultores. Muchos residentes tienen sus propios pozos, pero están secos. "No hay agua en nuestros pozos", dijo Vojnić, "nuestros cultivos dependen de la misericordia de Dios para que envíe agua desde los cielos".
Agricultores forzados a vender maquinaria y hasta sus tierras
Las expectativas no pueden cumplirse, dicen los agricultores, mientras la sequía sigue asolando las cosechas. Miroslav Matković, de la Asociación de Agricultores de Subotica, se mostró de acuerdo y exigió la intervención inmediata del Gobierno. "Si el Estado no hace algo, todos tendremos problemas", dijo a 'Euronews'.
A pesar de dos años de peticiones al ayuntamiento de Subotica para que declarara una catástrofe natural debido a la sequía, no hubo respuesta. "Estuvimos diez días en la calle", dijo Matković, señalando la frustración y desesperación de los agricultores.
Ante la imposibilidad de regar, algunos agricultores se han visto obligados a vender parte de su maquinaria o incluso sus tierras para pagar préstamos y arrendamientos.
La sequía no solo afecta a la producción agrícola, sino también a la política agraria. Mientras los agricultores exigían más apoyo y medidas, el gobierno regional de Voivodina afirmaba que estaba haciendo su parte para prevenir la desertización invirtiendo en el sistema hidrológico local.
Mientras Serbia se enfrenta a esta crisis medioambiental y económica, la exigencia de una respuesta más contundente se hace más fuerte. Ya sea mediante declaraciones de emergencia, ayudas financieras o inversiones en infraestructuras, está claro que muchos agricultores serbios perderán sus medios de subsistencia si no se produce una intervención significativa.