La visita de Francisco a Bélgica estaba condenada a ser difícil, dada la historia de abusos sexuales cometidos por clérigos en el país y su sociedad cada vez más laica.
El Papa Francisco exigió este domingo que se juzgue a los clérigos que cometen abusos sexuales y que sus obispos dejen de encubrir sus crímenes, al término de una agitada visita a Bélgica.
"El mal no debe ocultarse. El mal debe ser sacado a la luz", dijo a la multitud de alrededor de 39.000 personas en el Estadio Rey Balduino de Bélgica. Durante su homilía, también habló de la importancia de la misericordia para los que han cometido errores y de la compasión para los que sufren, incluidos los solicitantes de asilo y los refugiados.
A pesar de la multitud presente en la misa, la visita del Pontífice a Bélgica ha estado dominada por el legado de abusos sexuales a menores, tanto en el país como en el resto del mundo. El primer ministro belga, Alexander de Croo, el Rey de Bélgica y los propios supervivientes le han pedido que compense a los que han sufrido.
Las voces críticas sacuden una visita que se había programado con un tono ceremonioso
El motivo principal del viaje era celebrar el 600 aniversario de la Universidad Católica de Lovaina, la universidad católica más antigua del mundo y durante mucho tiempo feudo académico del Vaticano en Bélgica.
Bélgica tiene un legado de abusos y encubrimiento en el seno de la Iglesia católica, incluido el caso del obispo de Brujas Roger Vangheluwe, al que se le permitió retirarse discretamente en 2010 tras admitir que abusó sexualmente de su sobrino durante 13 años. El Papa Francisco no lo destituyó hasta este año, en una medida que se consideró que por fin abordaba un caso de abusos prolongado en el tiempo.
No está claro si Francisco o su comitiva esperaban expresiones públicas de indignación tan agudas o las peticiones de reforma en materia de género por parte de la élite intelectual belga. Francisco ha descartado la ordenación de mujeres como sacerdotes y se ha negado hasta ahora a ceder en sus demandas de permitir a las mujeres servir como diáconos, que realizan muchas de las mismas tareas que los sacerdotes.
El Pontífice ha retirado el tema de las mujeres de la mesa de debate del próximo sínodo del Vaticano, de tres semanas de duración, al considerarlo demasiado espinoso para tratarlo en tan poco tiempo.