Más de 8.500 m2 diseñados para producir y consumir energía de forma sostenible. La Escuela Nacional de Salud de Luxemburgo apostó en Ettelbruck por un proyecto piloto con el que ha cosechado numerosos premios por su modelo energético.
El proyecto piloto de la Escuela Nacional de Salud de Luxemburgo cuenta con la certificación suiza "Minergie-A-ECO", que estipula normas muy estrictas con respecto a la eficiencia energética y el confort de los edificios. Además, esta certificación exige el uso de materiales respetuosos con el medio ambiente y prohíbe la utilización de productos nocivos en la construcción.
Martine Schmitt, arquitecta de la Administración de Edificios Públicos de Luxemburgo, explica que "a lo largo de todo el proceso de construcción y en cada una de las fases, intentamos plantearnos retos, minimizar y optimizar. Por ejemplo, los paneles fotovoltaicos son el tejado mismo. No hay ninguna cubierta de techo debajo, así que este elemento está realmente integrado en el edificio". En el interior, explica, "hemos sustituido el pladur (paneles de yeso, ndrl) y lo hemos remplazado por paneles de arcilla, más respetuosos con el medio ambiente". Esto permite, según Schmitt, "que el edificio respire y reaccione bien a la humedad interior, garantizando un confort óptimo a los usuarios".
Aunque las obras de este inmueble de 8.555 metros cuadrados concluyeron en 2019, sus características siguen despertando interés. Schmitt recuerda que "ha ganado premios europeos, entre ellos un galardón europeo a la integración de energías renovables. Asimismo, ha obtenido el premio de Luxemburgo en la categoría europea de construcción en madera. Así que es un edificio que, incluso después de unos años en servicio, seguimos recibiendo peticiones y hay gente que viene a visitarlo porque quiere tener información sobre él".