Un estudio de Gallup revela que la confianza en las instituciones francesas se hunde en 2025, mientras el deseo de emigrar alcanza su nivel más alto en casi dos décadas. 'Euronews' recoge los testimonios de franceses que ya se han marchado y de quienes se plantean hacerlo.
Julien (nombre ficticio) dejó París en diciembre. "Ya no me sentía feliz en Francia", explica este empresario de la restauración, que ahora vive en Tiflis, en Georgia. Su testimonio refleja un malestar cada vez más extendido en Francia. Según una encuesta de Gallup, más de una cuarta parte de los franceses se plantea marcharse a vivir definitivamente al extranjero.
Se trata de un aumento espectacular, sin precedentes en casi dos décadas, que llega en un contexto marcado por la pérdida de confianza en las instituciones y por un clima político percibido como cada vez más angustioso.
En su restaurante, Julien ha notado este año un claro descenso de la clientela. "He perdido muchos clientes este año. La gente ya no puede permitirse salir a comprar como antes", explica a 'Euronews'. A su juicio, en Francia hay "falta de oportunidades" para los empresarios, "una presión fiscal monstruosa" y, sobre todo, "muy mal ambiente en general".
Antoine, ingeniero del sector del lujo en París, comparte ese diagnóstico, aunque todavía no ha dado el paso. Adora "su ciudad, donde nació y trabaja", pero reconoce sentir cada vez con más fuerza el deseo de marcharse. En Canadá, asegura, ha redescubierto "una especie de aceptación de los demás" que ya no percibe en Francia. Aquí, lamenta, "hay mucho odio entre la gente", y añade que "la gente prefiere tirarse de las orejas en lugar de ayudarse".
En el plano material, pese a una carrera en la gestión, Antoine se siente atrapado. Sin herencia, explica que "no podría comprarme una casa yo solo" ni siquiera "vivir en la ciudad donde nací".
Una crisis de confianza sin precedentes
Estas trayectorias personales reflejan una tendencia más amplia. Según el estudio, Francia atraviesa en 2025 una de las crisis de confianza institucional más profundas desde el lanzamiento del Gallup World Poll hace casi 20 años. En un contexto de inestabilidad política y pesimismo económico persistente, la caída es abrupta y se traduce en un deseo creciente de buscar un futuro fuera del país.
El 27% de los adultos franceses afirma que le gustaría emigrar de forma permanente si tuviera la oportunidad, frente a solo el 11% el año anterior. Se trata de un aumento poco habitual a escala mundial, que sitúa a Francia entre los países con mayor incremento anual del deseo de emigrar desde que Gallup empezó a formular esta pregunta en 2007.
El Gallup World Poll, que se realiza cada año en más de 140 países con muestras representativas, permite comparar la evolución de la confianza a lo largo del tiempo. En el caso francés, los resultados de 2025 suponen una ruptura clara.
Tras varios años de relativa estabilidad, la confianza en el Gobierno nacional cae hasta el 29%, lo que supone un descenso de 13 puntos en solo un año. También se reduce de forma notable la confianza en el sistema judicial (50%) y en las instituciones financieras (42%). En 2025, ningún otro país de la Unión Europea registró una caída media tan pronunciada en todos estos indicadores.
Según Benedict Vigers, redactor jefe de Gallup, la confianza institucional en Francia suele mantenerse estable de un año para otro y, desde la llegada de Emmanuel Macron al poder en 2017, incluso había mejorado. Sin embargo, "todo ese progreso se ha esfumado en apenas 12 meses", señala.
Inestabilidad política y falta de perspectivas
Esta pérdida de confianza coincide con un periodo de fuerte inestabilidad política. Desde la disolución sorpresa de la Asamblea Nacional en junio de 2024, Emmanuel Macron ha encadenado primeros ministros sin mayoría parlamentaria. Las propuestas presupuestarias han provocado repetidas mociones de censura, alimentando una sensación generalizada de bloqueo.
La popularidad del jefe del Estado también se ha resentido. En 2025, su índice de aprobación cae hasta el 28%, un mínimo histórico, muy lejos del 61% registrado durante su primer año de mandato, según Gallup. Aunque esta cifra sigue siendo ligeramente superior a la de François Hollande al final de su presidencia, el deterioro resulta significativo.
En el terreno económico, el pesimismo es dominante: el 67% de los franceses considera que su situación empeora, frente a solo el 21% que cree que mejora. Desde 2015, Francia figura entre los países más pesimistas de la OCDE en términos económicos, solo por detrás de Grecia.
Para Julien, el contexto político ha pesado tanto como las dificultades económicas. Menciona "toda la inestabilidad a nivel gubernamental" y la sensación de que "la población ya no está de acuerdo con las instancias políticas y el Gobierno".
Irse, quedarse… o volver
En el caso de Antoine, las inquietudes se centran también en el futuro político. Habla de un "clima ultramoroso" y se declara "muy preocupado por las elecciones presidenciales de 2027" ante el auge de la extrema derecha.
Adèle, por su parte, ya se marchó. En 2024 dejó Lyon y se trasladó a Leipzig, en Alemania, para cambiar de rumbo profesional. Explica que, en Francia, volver a estudiar y reconvertirse, del derecho a la ilustración, le parecía "menos factible, menos alentado, más estigmatizado", mientras que en Alemania "las trayectorias profesionales son más flexibles".
Aun así, el vínculo con Francia sigue siendo fuerte. Habla de una nostalgia persistente por la lengua, la cultura y los paisajes, que podría llevarla a regresar algún día. Pero sus visitas recientes han "reavivado su rabia", explica. Tras participar en una manifestación en septiembre, se sintió "aterrorizada" por la "violencia de la represión", que la "puso muy nerviosa", sobre todo "como mujer homosexual".
Hadrien y Sophie recorrieron el camino inverso. Tras varios años en Toronto, esta pareja de banqueros regresó a París. Su experiencia ha matizado la idea de un Eldorado norteamericano. "Francia no es perfecta", admiten, pero "tampoco estamos tan mal en Francia". Señalan que en Canadá "se paga el mismo impuesto sobre la renta, pero la vida es muy cara", mientras que en Francia disfrutan de más vacaciones y de un coste de vida más compatible con su día a día. Y concluyen: "Seguimos estando en un país bonito".
Clément, en cambio, no se plantea regresar. Instalado en Toronto desde 2023, se declara profundamente "disgustado" por la situación política francesa, que califica de "todo un sinsentido". Dice no sentirse representado por los dirigentes actuales y cree que "se ha llegado a un punto de inflexión". "La división es realmente visible".
Según Gallup, el vínculo entre la desconfianza institucional y el deseo de emigrar es claro: casi uno de cada dos franceses con poca o ninguna confianza en las instituciones afirma querer abandonar el país, frente a una proporción mucho menor entre quienes conservan un alto nivel de confianza.
Con el mandato de Emmanuel Macron llegando a su fin en 2027, el desafío para su sucesor será enorme: reconstruir una confianza pública profundamente erosionada.
Alexander Kazakevich ha contribuido a este artículo.