Pocas horas después de que los diputados aprobaran la ley especial de financiación temporal del Estado, el primer ministro Lecornu reiteró que "eso no significa que tengamos presupuestos", afirmando que aún era posible un compromiso "si se dejan de lado las diferencias y los cálculos políticos".
En Francia, tras dos meses y medio de negociaciones sobre los presupuestos del Estado para 2026, que acabaron en fracaso, los diputados han llegado por fin a un acuerdo. El martes 23 de diciembre votaron por unanimidad (496 a favor, ninguno en contra) la ley presupuestaria especial, destinada a garantizar la continuidad del Estado a falta de presupuesto aprobado para 2026.
El texto fue así adoptado a pesar de las profundas divisiones entre los tres grandes bloques de la Asamblea: la ultraderechista Agrupación Nacional de Marine Le Pen, las distintas fuerzas de izquierda y el Gobierno centrista en minoría de Emmanuel Macron. La ley especial debe ser votada esta tarde por el Senado, que debería, salvo sorpresa mayúscula, seguir la decisión de la Asamblea Nacional.
Lecornu: la búsqueda de un compromiso "no es una debilidad"
Unas horas después de la votación, el primer ministro tomó la palabra en la escalinata de Matignon. Señaló que, aunque la ley especial permite tener los impuestos el 1 de enero y hacer funcionar los servicios públicos, "no es un presupuesto para todo eso. Cabe esperar muchos efectos negativos, si la situación persiste. Necesitamos por tanto unos presupuestos en enero, y nuestro déficit debe reducirse a menos del 5% del PIB de aquí a 2026", advirtió Sébastien Lecornu.
El jefe del Gobierno también se felicitó por la adopción definitiva del presupuesto de la Seguridad Social, sin recurrir al artículo 49.3, "una primicia desde 2022". En su opinión, "tomarse el tiempo necesario para elaborar unos buenos presupuestos en una democracia como la francesa no es una debilidad".
Sébastien Lecornu se mostró "convencido" de que los presupuestos del Estado también podría aprobarse "si se dejan de lado los cálculos políticos", y anunció debates con todos los grupos parlamentarios"durante el periodo festivo". Enumeró cinco prioridades "sobre las que debemos ponernos de acuerdo": agricultura, financiación de las colectividades locales, vivienda, territorios de ultramar, educación e investigación.
¿Qué es la ley especial?
Presentada como un mecanismo de reserva para evitar un escenario del tipo "shutdown" como en Estados Unidos, esta ley autoriza temporalmente al Estado a seguir funcionando cuando el proyecto de ley de finanzas no haya sido aprobado a tiempo.
En concreto, permitirá financiar los gastos esenciales, pedir préstamos en los mercados y recaudar los impuestos existentes. Pero entre las limitaciones señaladas por el Gobierno están la ausencia de indexación del IRPF a la inflación (unos 200.000 hogares más se verán por tanto afectados) y la congelación de la creación de empleo en la función pública.
A falta de presupuesto para 2026, se ha suspendido la plataforma prevista por FranceAgriMer para recibir las solicitudes de ayuda destinadas a financiar el arranque definitivo de las parcelas de viñedo consideradas excedentarias. Así pues, las ayudas prometidas a los viticultores han quedado en suspenso.
Advertencias del Gobierno
"Decir que podemos arreglárnoslas con la ley especial durante unos días o unas semanas sería negar la realidad", ha declarado Roland Lescure, ministro francés de Economía. "Es una rueda de repuesto que nos permite hacer algunos kilómetros antes de retomar el vuelo con fuerza". La ley especial es un trámite obligatorio que ocupa unas diez páginas y contiene tres artículos.
Amélie de Montchalin se pronunció en el mismo sentido en su intervención en el hemiciclo. Esta ley especial es "un servicio mínimo que no responde ni a las urgencias ni a las exigencias de los franceses". La ministra de Cuentas Públicas también dijo que la única razón por la que se había aprobado esta ley era "evitar la crisis". "Pero esta ley no resuelve nada. Corremos el riesgo de dejar el país parado. Cada día de legislación especial será, en 2026, un día de más".
"Necesitamos un presupuesto lo antes posible para poder avanzar", advirtió el martes el ministro de Finanzas, Roland Lescure, a BFM TV. "Cuanto más dure la ley presupuestaria provisional, más costará".
¿Y ahora qué?
Tras un Consejo de Ministros excepcional presidido por Emmanuel Macron el lunes 22 de diciembre, la portavoz del Gobierno, Maud Bregeon reiteró que "la ley especial no es un presupuesto". "Por tanto, no es satisfactoria. Deberíamos, lo antes posible en enero, dar a la nación unos presupuestos que deberán cumplir el objetivo de déficit del 5% y financiar nuestras prioridades. Esta ley especial demuestra por tanto la voluntad del Gobierno de dar una oportunidad a las negociaciones finales", insistió.
Aunque los parlamentarios se han puesto de acuerdo sobre esta ley, la próxima etapa, en enero, será muy difícil: elaborar un presupuesto real para 2026 y evitar otra crisis política. Sébastien Lecornu siempre ha prometido no invocar el artículo 49.3, promesa que ha mantenido hasta ahora.
Emmanuel Macron quiere reducir el déficit al 5% y restablecer la confianza de los inversores en la economía francesa tras el prolongado estancamiento político provocado por su controvertida decisión de convocar elecciones anticipadas el año pasado.
Francia tiene un elevado nivel de gasto público, alimentado por generosos programas sociales, sanidad y educación, así como una fuerte presión fiscal que no basta para cubrir los costes.