Bernard Phelan, retenido en Irán por 220 días, describe los gritos nocturnos de los condenados a muerte. Fue liberado en mayo de 2023 gracias a gestiones diplomáticas.
Entre los diversos y espeluznantes relatos de su encarcelamiento como rehén del Estado en Irán, Bernard Phelan recuerda los gritos nocturnos de impotencia de los hombres que iban a ser ahorcados por la mañana.
"Cualquier preso de la cárcel al que fueran a ejecutar al día siguiente, lo traían esa misma noche a mi bloque", expresa a 'Europe Conversation' de 'Euronews'.
"No se les veía... y por la noche los escuchábamos llorar desde su celda y veíamos sus zapatos en la puerta".
"Saber que estás al lado de alguien a quien van a colgar al día siguiente después de rezar..."
"Durante el ramadán no ejecutan. Por eso, cuando acabó el ramadán, hubo un flujo constante de hombres en esa celda», continúa y, además, añade: «Irán es el segundo país, después de China, con más ejecuciones".
Phelan es consultor de viajes con sede en París y posee la doble nacionalidad irlandesa y francesa. En 2022 recibió una condena de seis años y medio en la famosa prisión iraní de Mashad.
En el momento de su detención se encontraba en su quinta visita al país, un lugar que afirma conocer bien, pues había escrito sobre él como destino turístico «ideal» para el periódico The Guardian.
Tras negarse a firmar unos documentos escritos en persa (que él consideraba una confesión no autorizada), un juez le dijo que «moriría en prisión».
Phelan fue presuntamente acusado de espiar a Irán y enviar información a países enemigos como Francia.
Pero, como relata en su libro "Morirás en prisión", fuentes diplomáticas le informaron posteriormente de que la policía iraní lo había tomado como rehén por su pasaporte francés como parte de un plan del Estado que consistía en detener a ciudadanos franceses, suecos y belgas y utilizarlos como parte de un intercambio de prisioneros.
"Cuando la policía vio que tenía a un ciudadano francés en sus manos, le resultó una situación muy golosa. Los iraníes tienen una lista de la compra de rehenes, y yo estaba en el momento y en el lugar equivocados", declara.
Tras su detención y encarcelamiento iniciales, Phelan pasó la noche en una celda con una manta, pues no había cama. Explica que fue esa noche cuando se dio cuenta de la gravedad de sus circunstancias, al verse obligado a escuchar cómo sacaban a un preso de una celda cercana y lo golpeaban ruidosamente.
"Supe que estaba en un lío y que la situación era muy seria", fueron sus pensamientos exactamente.
Pasó, por lo menos, un mes sometido a intensos interrogatorios hasta su sentencia; además, en varias ocasiones se negó a firmar documentos de las autoridades.
Por otra parte, Bernard confirma que se quedó «pasmado» ante la indiferencia con la que el régimen penitenciario reaccionó ante el hecho de que fuera un hombre gay casado y con marido en París.
"Los iraníes son gente supertolerante. Pero sé la forma en que se trata a la comunidad gay iraní. Los cuelgan".
"Pero sabía que no le harían eso a un rehén europeo", prosigue. "Me necesitaban vivo".
Los meses le pasaron factura y, además, Phelan no estaba seguro de si algún día podría marcharse, dada la naturaleza caótica y poco sincera del régimen, por el que las personas pasan muchos más años en la cárcel de lo que indica su condena formal.
"Fue horrible, fue un shock. Físicamente creía que no sobreviviría, no sabía cuánto tiempo me quedaría allí", confiesa.
"Aquí en Europa, un prisionero sabe cuándo va a salir. Lo condenan a cinco años, a diez, a seis meses. Pero en Irán uno no sabe cuándo saldrá".
"Allí hay presos políticos a quienes detienen por dos o tres años y siguen allí cinco años más tarde".
Gracias a las gestiones diplomáticas de las autoridades irlandesas y francesas, Bernard Phelan fue liberado al fin en mayo de 2023 tras pasar más de 220 días en prisión.
Se reunió con su marido Roland y con su padre, que tenía entonces 97 años y que falleció en Dublín en octubre de 2024.