Si se observan las cifras de vehículos blindados, la UE está prácticamente al mismo nivel que Estados Unidos. Pero los 27 ofrecen un gran número de modelos dispares, lo que limita su capacidad industrial.
Aunque Europa aún depende de Estados Unidos para su Defensa, tiene cierta autonomía en lo que se refiere a vehículos blindados. En conjunto, los ejércitos de la Unión Europea cuentan con un total de 4.262 carros de combate, cifra ligeramente inferior a los 4.640 vehículos blindados de Estados Unidos, según datos de Global Firepower.
Sin embargo, la situación varía mucho de un país miembro a otro. Grecia encabeza la lista con 1.344 vehículos, seguida de Polonia con 614 y Rumanía con 328. En comparación, Alemania y Francia cuentan con 296 y 215 tanques respectivamente. Mientras que Atenas destaca por las tensiones históricas con Turquía, Varsovia ha reforzado su arsenal en respuesta a la amenaza rusa.
Según los expertos, las prestaciones técnicas de los equipos europeos y estadounidenses están a la par. "Tenemos que cortar de raíz la idea de que estamos por detrás de los estadounidenses. En Europa, disponemos de los conocimientos técnicos, las oficinas de proyectos, las tecnologías y la investigación científica que nos permiten ofrecer equipos que están al mismo nivel que los de Estados Unidos", insiste Alain De Neve, oficial de investigación del Real Instituto Superior de Defensa.
Sin embargo, abastecerse en Estados Unidos sí supone una ventaja para Washington. "Desde el momento en que adquieres capacidades blindadas, tienes todos los subsistemas que las acompañan, la munición, el mantenimiento y la logística", prosigue De Neve. "Se podría decir que mientras los europeos desarrollan sistemas de armas, los estadounidenses ofrecen aquellos ecosistemas que los acompañan", añade. Los equipos norteamericanos forman parte de una arquitectura de redes, software y enlaces tácticos que facilitan la coordinación de las diferentes fuerzas y, por eso, pueden actuar de forma óptima dentro de un marco internacional como la OTAN.
El reto europeo: homogeneizar y estandarizar, no solamente acumular
El caso de los blindados en el Viejo Continente refleja los problemas a los que se enfrenta la industria defensiva europea. El mercado está muy fragmentado, con varias empresas y numerosos modelos como el tanque francés Leclerc, el blindado alemán Leopard y el italiano Ariete. Todos ellos cuentan con sistemas diferentes, lo que limita las salidas industriales.
El Leopard es un enorme tanque diseñado para resistir un ataque terrestre masivo y capaz de ofrecer una importante potencia de fuego. Pero su equivalente francés es más bien un tanque hipertecnológico capaz, entre otras cosas, de disparar con precisión mientras rueda. Sin embargo, entre el diseño y la fabricación del Leclerc se añadieron nuevas tecnologías, lo que se tradujo en costes adicionales. "En este momento, si miramos todos los blindados europeos disponibles para los países europeos, tenemos unos diez modelos o incluso más, mientras que los estadounidenses fabrican tres o cuatro modelos de blindados de un tipo similar", resume Alain De Neve.
Decenas de modelos europeos significan una formación diferente, piezas dispares y, por tanto, mantenimientos divergentes para cada aparato. La cuestión de la normalización de los equipos se plantea desde hace muchos años. Pero detrás de esta resistencia a realizar una unión militar se esconden cuestiones económicas, entre otros asuntos.
"Esta es una de las dificultades a las que se enfrenta la industria armamentística. Las empresas establecidas en los Estados nacionales cuentan con el apoyo de las autoridades políticas, que tienen interés en mantener un gran número de empresas que produzcan modelos diferentes, por razones económicas y posiblemente de empleo", explica Christophe Wasinski, profesor del Centro de Investigación y Estudios de Política Internacional de la Universidad Libre de Bruselas (ULB).
En su Libro Blanco sobre la Defensa europea hasta 2030, presentado el mes pasado, la Comisión Europea propone que los 27 Estados miembros realicen compras conjuntas. En opinión de la Comisión, estos pedidos conjuntos contribuirán a reforzar la interoperabilidad de los equipos militares entre los Estados miembros. Entre líneas, Bruselas pretende animar a las capitales a limitar la fragmentación del mercado. Este instrumento también pretende reforzar la base industrial, ya que los pedidos deberán realizarse a empresas establecidas en la UE o cuya sede social esté situada en la Unión. Una vez más, se trata de un mecanismo para fomentar el "Made in Europe".