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¿Cuáles son los beneficios económicos de las ciudades sin coches?

Según los planes de los activistas, Berlín podría convertirse en una zona sin coches de 88 km2.
Según los planes de los activistas, Berlín podría convertirse en una zona sin coches de 88 km2. Derechos de autor Volksentscheid Berlin Autofrei
Derechos de autor Volksentscheid Berlin Autofrei
Por Geraldine Herbert
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

Las ciudades europeas son cada vez más peatonales y favorables al uso de la bicicleta. ¿Tiene esto un coste económico o es una situación beneficiosa para todos?

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De Oslo a Helsinki, la lista de ciudades europeas que han puesto en marcha iniciativas sin coches es cada vez más larga.

Ante la creciente preocupación por la crisis climática, se ha demostrado que retirar los coches del centro de las ciudades -o al menos restringir su acceso- transforma las zonas urbanas en lugares seguros para caminar y montar en bicicleta, al tiempo que reduce significativamente la contaminación atmosférica y acústica.

Pero a pesar de las ventajas, la eliminación de los coches de las ciudades no está exenta de polémica. La dependencia del automóvil está profundamente arraigada en la vida urbana y es fundamental en la forma en que construimos las ciudades, utilizamos el suelo y nos relacionamos.

Las recientes protestas y la oposición en la histórica ciudad inglesa de Oxford resumen muchos de los problemas a los que se enfrentan los urbanistas de toda Europa.

Los manifestantes han salido a la calle al acusar a los dirigentes municipales de declarar la guerra a los coches y perjudicar a los comercios locales al restringir el acceso de los clientes.

En el Reino Unido, la introducción de "barrios con poco tráfico" ha encontrado una importante oposición y es una cuestión política cada vez más candente.

En toda Europa se están poniendo en marcha una serie de iniciativas para reducir la dependencia del automóvil, que van desde el aumento del coste de la propiedad del coche mediante el incremento de los costes de aparcamiento hasta la subida de tasas y las restricciones generales.

Las ciudades sin coches suelen significar menos coches en lugar de ningún coche, por lo que varían desde la restricción del uso de vehículos en determinadas zonas o calles designadas hasta la eliminación de plazas de aparcamiento.

Impulso a la restricción del uso del coche

Barcelona planea transformar la ciudad hasta 2030 mediante "supermanzanas", barrios de nueve manzanas que restringen el tráfico a las vías principales y en los que sólo pueden circular los residentes y los vehículos de reparto. Los límites de velocidad se fijan en 10 km/h, liberando así las calles para peatones y ciclistas.

En Berlín, los activistas tienen ambiciosos planes para prohibir la circulación de coches en un área de 88 km cuadrados rodeada por la red de trenes S-Bahn, lo que crearía la mayor zona urbana sin coches del mundo.

Restringir el uso del coche en nuestras ciudades tiene numerosas ventajas, como la reducción de emisiones, la mejora de la calidad del aire y la seguridad vial, pero muchos empresarios se oponen a cualquier plan que incomode a los conductores por temor a que repercuta en las ventas y los ingresos.

Muchos sobrevaloran el papel que desempeña el uso del coche para sus clientes, mientras que la evidencia sugiere que en las ciudades que han adoptado una política sin coches cualquier reducción en el número de compradores que llegan en coche se compensa con un aumento significativo del número de personas que llegan a pie, en bicicleta o en transporte público.

Además, estos compradores tienden a visitar las tiendas con más frecuencia, lo que respalda la opinión de que la planificación urbana sin coches tiene un potencial considerable para influir positivamente en los negocios.

Mayor afluencia a los comercios

Un estudio realizado en 2016 en más de 100 ciudades mostró que la afluencia de peatones aumentaba en las calles peatonales, lo que se traducía en un incremento de las ventas minoristas de alrededor del 49%.

Para las calles principales y los centros urbanos que se enfrentan a la disminución del número de compradores y a la dura competencia de los minoristas en línea, la peatonalización puede ofrecer nuevas oportunidades para revitalizar las economías urbanas.

Un estudio de 2019 sobre la zona de bajas emisiones "Madrid Central" constató que las ventas aumentaron durante el periodo navideño en comparación con el año anterior. Del mismo modo, en Oslo, donde el tráfico de automóviles en el centro de la ciudad se ha reducido considerablemente desde 2016, no se experimentó ninguna reducción de clientes ni de facturación.

Ajuntament de Barcelona
Una imagen de Barcelona en el barrio del Eixample de la ciudad.Ajuntament de Barcelona

Los datos de Copenhague sobre la relación entre el volumen de negocio en las tiendas y el modo de transporte utilizado para comprar muestran que los clientes que van en bicicleta compran más a menudo y gastan más en total que los automovilistas.

Un estudio de 2018 realizado por Living Streets Scotland revisó los datos de una gran cantidad de ciudades y concluyó que cuando los peatones experimentan mejoras, la afluencia aumenta entre un 20% y un 35%.

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La eliminación de plazas de aparcamiento es una opción a la que se oponen regularmente las partes interesadas de las empresas, ya que se asume erróneamente que más aparcamiento generará más clientes.

Aumento del valor del suelo gracias a la habitabilidad

Sin embargo, los estudios demuestran que la disponibilidad de aparcamiento en un destino determina el modo de transporte utilizado, es decir, si se coge el coche o se deja en casa, pero no la decisión de viajar. Por tanto, cuando se reducen las plazas de aparcamiento, esto no repercute negativamente en el comercio.

Eliminar o restringir los coches en una ciudad aumenta la habitabilidad, lo que a su vez provoca un aumento del valor del suelo. Numerosos estudios demuestran que la reducción del uso del coche en las calles provoca un aumento del valor de los inmuebles comerciales y residenciales.

El Índice Global de Habitabilidad de The Economist clasifica las ciudades en función de su habitabilidad y ciudades sin coches como Viena y Copenhague suelen figurar en los primeros puestos de la lista (primera y segunda en 2023, respectivamente).

En 2050, más de dos tercios de nosotros viviremos en ciudades, por lo que la forma en que gestionemos las zonas urbanas es crucial para alcanzar nuestros objetivos en materia de cambio climático.

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La restricción de la circulación de automóviles en nuestras ciudades forma parte de un objetivo general de desviar la atención de los coches y de la dependencia del automóvil y, al hacerlo, mejorar la calidad de vida, ya que las ciudades se convierten en lugares para las personas.

La evidencia es abrumadora: las iniciativas sin coches crean espacios más habitables que aportan beneficios económicos reales.

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