Los árboles de Navidad naturales pueden liberar moho latente al entrar en casa, mientras que los adornos polvorientos y el mayor tiempo en interiores, conviviendo con mascotas, pueden desencadenar estornudos y picor de ojos.
Puede que la Navidad sea "la época más maravillosa del año", pero para muchos el invierno no trae un descanso de las alergias. De hecho, las fiestas pueden intensificar los síntomas, incluso cuando el polen exterior ya ha desaparecido.
Según Victoria Nguyen, alergóloga e inmunóloga del Centro Médico Wexner de la Universidad Estatal de Ohio, el cambio al interior de los hogares es parte del problema. Con la bajada de las temperaturas, la gente pasa más tiempo dentro de casa, rodeada de desencadenantes comunes como los ácaros del polvo y los animales domésticos.
Y el árbol de Navidad también puede agravar el problema.
Los árboles recién cortados pueden contener esporas de moho latentes que se activan cuando se introducen en hogares cálidos, una reacción que a veces se conoce como 'síndrome del árbol de Navidad'.
Las personas sensibles al moho pueden sufrir picor de ojos, estornudos, congestión o incluso dificultades respiratorias.
Los árboles artificiales tampoco son siempre seguros. Los adornos que se guardan en desvanes, garajes o sótanos suelen acumular polvo a lo largo del año, lo que puede provocar brotes en cuanto se desmontan.
El frío también puede influir. Aunque no se trata de una alergia propiamente dicha, Nguyen explica que algunas personas sufren "rinitis vasomotora o no alérgica", en la que el aire frío por sí solo puede provocar goteo nasal o incluso urticaria.
¿Cómo tratar las alergias invernales?
Los tratamientos van desde simples medidas para evitarlas -como enjuagar los adornos, limpiar los árboles o utilizar purificadores de aire- hasta medicación como antihistamínicos o aerosoles nasales.
Para un alivio a más largo plazo, existen varias formas de inmunoterapia, como los comprimidos sublinguales, las inyecciones directas en los ganglios linfáticos o las tradicionales vacunas antialérgicas, que, según Nguyen, requieren un "compromiso de dos a cinco años" para obtener todos los beneficios.
Los expertos recomiendan buscar ayuda si los síntomas empeoran o no mejoran con el tratamiento básico.