Las autoridades de Bucarest han aprobado una tasa turística que entrará en vigor el próximo año, con el objetivo de recaudar casi tres millones de euros al año.
Los viajeros que se dirijan a Bucarest en 2026 tendrán que pagar una nueva tasa turística, pese al creciente rechazo del sector hotelero. El Consejo General del Municipio de Bucarest publicó a comienzos de este mes un borrador de gravamen especial para ayudar a promocionar el turismo en la capital. La medida se aprobó sólo cuatro días después, el martes 23 de diciembre, y ha despertado preocupación por la ausencia de un plan concreto sobre el uso de los fondos.
Las autoridades sostienen que la tasa, que pretende recaudar 15 millones de leus rumanos al año, unos 2,9 millones de euros, ayudará a la ciudad a promocionarse como destino turístico. Sin embargo, siguen sin concretarse los detalles de cómo se hará.
Tasa turística de Bucarest, cuánto habrá que pagar
A partir del próximo año, cada turista que se aloje en Bucarest pagará diez leus rumanos, unos dos euros, por noche. A diferencia de muchas otras ciudades, la tasa no variará en función del precio del alojamiento. El cobro lo efectuarán los alojamientos, las plataformas de reserva en línea como Airbnb y Booking.com o las agencias de viajes.
Según medios locales, el incumplimiento puede acarrear multas de hasta 1.500 leus (294€) para particulares o 4.000 leus (785€) para empresas. El vicealcalde Stelian Bujduveanu asegura que la tasa aportará valor añadido a la ciudad mediante promociones y eventos que beneficiarán a la región.
Por qué la tasa turística de Bucarest ha generado polémica
La Federación de la Industria Hotelera Rumana (FIHR) ha advertido de que la medida podría tener un impacto negativo en el turismo en Bucarest, que últimamente venía registrando un repunte de visitantes gracias a atractivos como su spa famoso en TikTok.
Los responsables del sector sostienen que, aunque promocionar Bucarest es importante, la norma se ha aprobado con prisas y de forma poco transparente, con el riesgo de que la ciudad siga siendo un objetivo fiscal caro y mal promocionado. "El turismo necesita colaboración, no improvisaciones administrativas", añade la FIHR.