Se acerca la Navidad, y tras las cancelas de la cárcel de Padua encontramos a un grupo de presos, famosos en toda Italia no por sus crímenes sino por
Se acerca la Navidad, y tras las cancelas de la cárcel de Padua encontramos a un grupo de presos, famosos en toda Italia no por sus crímenes sino por su técnica para hacer el clásico Panettone.
Se trata de un taller ocupacional de la famosa Pastelería Giotto que año tras año distribuye unos 70.000 panettone, horneados entre estos muros.
Desde hace una década, el taller transformado en cooperativa ofrece formación y empleo a decenas de presos que hacen que estos dulces estén entre los mejores de toda Italia.
“Cuando cambian, se convierten en trabajadores que incluso son difíciles de encontrar fuera, porque recuperan su dignidad, adquieren autoestima y envían dinero a sus familias”, explica el presidente de la cooperativa Giotto, Nicolà Boscoletto.
Uno de los reclusos, Marco, está encantado: “Se distribuyen en Padua que es donde se ha creado este modelo a seguir, además tengo un trabajo y he aprendido un arte”.
En Padua, los panettone son del Giotto, algunos ya van camino del Vaticano.