El Papa Francisco llevó ayer su mensaje de paz al centro de refugiados de Castenuovo di Porto, en las afueras de Roma. Allí residen 900 solicitantes
El Papa Francisco llevó ayer su mensaje de paz al centro de refugiados de Castenuovo di Porto, en las afueras de Roma. Allí residen 900 solicitantes de asilo, la mayoría de confesión musulmana, y, ante la mirada atenta de muchos de ellos, allí celebró la misa del Jueves Santo. En su homilía, Jorge Mario Bergoglio habló la masacre de Bruselas:
- “Detrás de ese gesto (el atentado de Bruselas), hay fabricantes y traficantes de armas que quieren la sangre, no la paz… Todos los que estamos aquí decimos: somos diferentes, tenemos diferentes culturas y religiones, pero somos hermanos y queremos vivir en paz”.
El Papa tuvo palabras de consuelo para los refugiados, de quienes dijo que habían soportado “muchas cruces” durante su travesía hacia Europa. Instantes después, emulando a Cristo en la Última Cena, lavó los pies a 11 refugiados, tres de ellos musulmanes, y a una trabajadora social italiana.