Refugiados en Europa: la bicicleta como método de integración

Refugiados en Europa: la bicicleta como método de integración
Por Hans von der Brelie con BLANCA CRUZ
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Mutea es un refugiado sirio. Antes, como encargado de transporte en Siria dirigía los movimientos de miles de camiones de petróleo que cruzaban el

Mutea es un refugiado sirio. Antes, como encargado de transporte en Siria dirigía los movimientos de miles de camiones de petróleo que cruzaban el desierto. Ahora, en Holanda, y sin trabajo, Mutea ayuda a otros a aprender a montar en bicicleta.

Los investigadores hablan de “una generación perdida”, una generación de profesionales cualificados varados en Europa, incapaces de integrarse en el mercado laboral.

Desde hace dos años, Mutea es un refugiado reconocido. Y ahora utiliza sus conocimientos en gestión para ayudar como voluntario a los solicitantes de asilo recién llegados.

En La Haya, la capital holandesa, al menos las clases para aprender a montar en bici son un éxito.

“Montar en bicicleta es practicamente gratis. Solo necesitas una bici y eso es todo… mientras que el sistema de transporte público en Holanda es muy caro para nosotros los refugiados… por otra parte, montar en bici es bueno para mi salud. Y puedo llegar fácilmente a las tiendas y a la escuela, puedo ir a cualquier sitio. Aquí, en los Países Bajos, incluso los ricos usan la bicicleta en su día a día. No importa si eres rico o pobre, la bici es para todo el mundo”, cuenta Mutea Alshara.

Integración no solo significa aprender las reglas escritas, sino también las no escritas, incluidos los códigos culturales y de comportamiento que existen en una sociedad.

Enseñándoles a montar en bici, Mutea y su compañera holandesa Petra dan un servicio a los nuevos refugiados que les permite comprender mejor la manera de vivir en Holanda.

“Todo el mundo en Holanda sabe montar en bicicleta y cuando sabes cómo montar en bici, eso te hace más holandés”, explica Petra Borsboom, profesora de clases de bicicleta.

La política holandesa ha cambiado. Los inmigrantes esperan poder participar en las actividades de la sociedad. A Mutea le gusta este acercamiento. Quiere convertirse en un holandés.

La experiencia alemana

Alemania, recibió en 2015 la llegada récord de un millón de refugiados, de los cuales 3.400 fueron directamente a Bielefeld, una ciudad de unos 300.000 habitantes.

Aquí nos encontramos con Fares, refugiado sirio que viene de Al Qamichli, una ciudad en el norte de Siria de mayoría kurda. Fares también ha conseguido su permiso de residencia. Pero todavía falta que le reconozcan su permiso de conducir sirio. Su profesor de autoescuela, Dirk, nos cuenta que Fares quiere estudiar medicina, por eso necesita el carné de conducir, para conseguir pequeños trabajos que le permitan pagar la universidad.

La Cruz Roja alemana ha creado una autoescuela especial para gente con necesidades especiales, como los refugiados. Fares, de 23 años, todavía se sorprende con las normas y las señales de tráfico alemanas.

“Si vas a la derecha, estás obligado a girar la cabeza y echar un vistazo por encima del hombro : podría ocurrir que hay un ciclista que viene detrás. En mi región (en el norte de Siria) no hay carril bici, no puedes señalizar de ninguna forma, no hay señales de stop cuando estás realmente obligado a detenerte… todo esto es completamente nuevo para mí…”, explica Fares.

Fares suele ir al “café de los idiomas”, un lugar inaugurado hace poco por el ayuntamiento de Bielefeld. Unos 2.000 vecinos de la ciudad trabajan de voluntarios con los refugiados enseñando el idioma a través de juegos.

Mientras que Fares ya tiene un increible alto nivel de alemán, los nuevos refugiados aún luchan con los conceptos básicos. Cambios recientes han permitido acelerar el aprendizaje: dependiendo de la edad o de necesidades especiales, los refugiados tienen derecho a 600 o 900 horas de clases de alemán, más que en la mayoría del resto de países europeos.

“Trabajamos mucho con el lenguaje corporal, también usamos muchas imágenes. Pero el lenguaje corporal es el más esencial. En una clase de este tipo con refugiados nos movemos mucho: aprender mientras se está de pie en un círculo o sentado en el suelo…”

Clases de holandés pagadas

De nuevo en Holanda, asistimos a la clase de alemán avanzado de Mutea.

Según nos explica la coordinadora local de la escuela de idiomas Elycio, el sistema holandés combina las ayudas sociales, como las clases de idiomas, con posibles sanciones en el caso de que los refugiados se nieguen a hacer grandes esfuerzos.

“Cada refugiado obtiene un préstamo de 10.000 euros del gobierno holandés para pagar las clases y aprender holandés… y después de tres años, si aprueban sus exámenes, este préstamo será un regalo, y sino, tendrán que devolver el dinero”, declara Lonia Troost, de Elycio.

El equipo de Euronews viaja ahora a Amsterdam. Los principales think-tanks han publicado un informe de recomendaciones para el gobierno holandés, llamado “No hay tiempo que perder”. Según el texto, solo una de cada tres personas reconocidas oficialmente como refugiados (en edad de trabajar) tiene un trabajo remunerado.

Todos estos estudios señalan una enorme cantidad de tiempo perdido. Un informe que evidencia que en las últimas décadas las políticas de integración han sido incompletas e insuficientes.

¿Cómo acelerar las políticas de integración?

La pregunta clave es cómo acelerar el proceso de integración. Incluso los refugiados altamente cualificados están sin trabajo. Una pérdida de capital humano.

El reconocido sociólogo Godfried Engbersen, de la Universidad de Erasmus, recomienda a los ayuntamientos esforzarse en mejorar la eficiencia de sus programas de integración.

“En Holanda, podría decirse que en el pasado la integración de refugiados fue un desastre. Hice un estudio sobre los refugiados que llegaron a los Países Bajos, y les llevó 5 años poner un pie en el mercado laboral. Hay que acelerar la integración en los primeros tres años”, comenta este profesor de sociología y director de investigación de la Universidad de Erasmus.

De vuelta en Alemania, conversamos con el director de “Rege Port”, un grupo de trabajo especial en Bielefeld, que intenta poner en contacto a los refugiados con las empresas y ayudar a ambos a encontrar una manera de superar la burocracia alemana.

“Es difícil integrar a los refugiados en el mercado laboral, con frecuencia hay una falta de cualificación profesional y competencias lingüísticas. Un refugiado necesita al menos cuatro o cinco años para tener la mínima cualificación requerida. Es una ilusión creer que en uno o dos años estarán integrados en el mercado laboral. Creer esto es un completo error… solo acaba creando frustración”, analiza Klaus Siegeroth, director de Rege Port.

Lo importante es aprender el idioma

Fares ha conseguido un trabajo remunerado. En uno de esos muchos gimnasios requisados para acoger a los recién llegados, Fares ayuda a rellenar formularios y papeleo. La explicación de cómo y por qué ha encontrado trabajo es fácil: hablando kurdo y árabe, este brillante jóven nos explica que ha dedicado su tiempo exclusivamente a aprender alemán. Fares tiene un consejo para Sipan, recién llegado de Siria : aprender, aprender, aprender.

Sipan y Fares son refugiados sirios. Quieren conseguir un perfecto alemán. Quieren estudiar. Quieren trabajar. Quieren construir un nuevo futuro, una nueva vida. ¿Podrán hacerlo?

“¡Sí, podemos ! No es imposible. Cuando tienes un objetivo claro, puedes hacerlo”, cuenta con optimismo Fares Khalaf.

Fares nos enseña la agencia de empleo local. Folios de colores colgados en cuerdas hacen las veces de tablón de anuncios con ofertas de trabajos en cocina, limpieza… El lugar se llama “Punto de integración”, una unidad especial para asesorar a los refugiados. Con la ambición de convertirse en médico, Fares ya envió su solicitud a la universidad. Pero fue rechazado.

“Bueno, te lo conté todo sobre mí y mi situación. Así que ahora me gustaría saber : ¿Qué me recomendarías ?”, pregunta Fares a su asesora de empleo.

Ann-Kathrin Zarfl, consejera en “Punto de integración” responde: “Entiendo que quieres seguir intentando conseguir una plaza en la universidad para estudiar medicina. Pero por si acaso esto no sucede, podrías plantearte una formación profesional. Hay muchas y muy buenas opciones : podrías ser enfermero, cuidador de ancianos o asistente médico en operaciones… así, podrías conseguir algo de verdadera experiencia y además mejorarías bastante tus posibilidades para entrar en la universidad más tarde”.

Mientras Fares es aconsejado por un asesor de trabajo profesional de una agencia pública de empleo alemana, Mutea, en Holanda, recibe apoyo de un consejera de empleo voluntario que trabaja algunas horas en una ONG. Simone, ella misma está sin trabajo… pero llena de energía para ayudar a los refugiados como Mutea. El método holandés: hazlo tú mismo.

Mutea cuenta que la quiere a ella porque “es una mujer holandesa que conoce la mentalidad de la gente de aquí”. Cree que puede enesñarle cómo conseguir un trabajo.

“Es importante mantener tu motivación. Pero haces todo lo correcto : haremos diferentes currículos, intentaremos darles un poco de vida…”, aconseja Simone Ehrencron.

“Quiero pagar impuestos, quiero sentir que soy un ciudadano de este país”, reconoce Mutea.

Mutea y Fares son brillantes y con visión de futuro. Para lograr la integración, el acceso al mercado laboral debería estar, según la OCDE, facilitado por todos los medios. Sus competencias deberían ser evaluadas lo antes posible.

¿Y cuáles son los planes de Fares?

“Tengo algunas ideas claras en la cabeza : cuando sea médico y la situación mejore en Siria, quizás algún día en el futuro, quiero trabajar como médico en mi país. Quiero ayudar a mi pueblo. Sí, esto es lo que me gustaría hacer”, reconoce sonriendo Fares Khalaf.

Para Fares el futuro es aún incierto.

INSIDERS - The challenge of integrationEngbersen: ‘La integración de los refugiados en el pasado fue un desastre’

Godfried Engbersen es uno de los principales expertos holandeses sobre inmigración y temas de asilo, y director de investigación de la Universidad de Erasmus. Euronews se reunión con este profesor de sociología en el edificio de la Real Academia de las Ciencias de Amsterdam. Engbersen contribuyó en el reciente informe de política publicado por el Consejo Científico holandés para la Política Gubernamental (WRR): No hay tiempo que perder: desde la recepción hata la integración de los refugiados. Su principal mensaje es sencillo: la integración debería acelerarse, debería asignarse más responsabilidad y presupuesto a los ayuntamientos. Esta entrevista es en inglés.

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