Angela Merkel ha centrado todos sus esfuerzos diplomáticos durante la última semana a África.
Angela Merkel ha centrado todos sus esfuerzos diplomáticos durante la última semana a África. Tras una gira maratoniana por Mali, Níger y Etiopía, y después de reunirse el miércoles con el presidente del Chad, la canciller alemana ha recibido este viernes en Berlín al presidente nigeriano Muhammadu Buhari.
Merkel quiere encontrar soluciones para frenar el flujo hacia Europa de inmigrantes africanos, que huyen de la miseria y los conflictos. Sin embargo, el presidente nigeriano ha conseguido que se hable de su visita por otra cuestión de índole más bien doméstico. En la rueda de prensa junto a Merkel, Buhari dijo que el lugar de su mujer Aisha estaba “en la cocina”. Una forma muy poco diplomática de decirle a su esposa que no se inmiscuya en sus asuntos de Estado, después de que ésta le criticara la víspera y amenazara con no apoyar su reelección en 2019.
Muhammadu Buhari fue elegido presidente de Nigeria en marzo del año pasado. Después, la economía del país africano, rico en hidrocarburos, se ha sumido en la recesión, arrastrada por la caída del precio del petróleo y los ataques contra instalaciones petroleras. La inflación es galopante y las inversiones extranjeras se han desplomado.