Familiares de las 37 víctimas del ataque perpetrado el jueves en un casino de Manila esperan los cuerpos de sus seres queridos mientras la policía sigue investigando lo ocurrido.
Tras dos reivindicaciones por parte del grupo yihadista Estado Islámico, las fuerzas de seguridad filipinas insisten en que el ataque “no presenta el menor signo de terrorismo ya que los comunicados no se corresponden con los hechos”, han dicho.
“Desconocemos por ahora las razones de este ataque pero, aparentemente, ese hombre sufría un desorden mental. Lo que hemos visto, y por ello creemos que no se trata de un ataque terrorista, es que ese hombre no disparó a nadie, no hirió a nadie. Simplemente entró, quemó las mesas de juego, disparó contra la puerta del depósito en el que se encuentran las fichas y robó unos dos millones de dólares”, ha explicado Oscar Albayalde, jefe de la policía de Manila.
Un individuo armado irrumpió el jueves por la noche en un casino de la capital filipina, disparó al aire, prendió fuego a varias mesas y, tras recluirse en una habitación, se inmoló. Las 37 víctimas murieron asfixiadas por el humo del incendio. El grupo terrorista Estado Islámico reclamó la autoría del ataque en dos ocasiones atribuyéndosela a “lobos solitarios del califato”.