Un accidente de tráfico de un camión cisterna se ha convertido en una auténtica masacre en los últimos días del ramadán en el oeste de Pakistán.
El conductor del vehículo, que transportaba gasolina, perdía el control del mismo al pinchársele un neumático y volcaba, dejando esparcida su carga.
Aunque la polícía trató de despejar la zona por el evidente peligro, en un país en el que el ciudadano medio sobrevive con apenas tres dólares al día, unos litros de gasolina es un botín demasiado jugoso.
Unos 45 minutos después, una chispa convertía la escena en una bola de fuego.
Resultado: 146 personas perdieron la vida y 80 han resultado heridas, 40 de ellas de gravedad. El balance, por tanto, no está cerrado. Hay entre las víctimas mortales 20 niños.
Según los primeros informes el fuego comenzó cuando uno de los presentes encendió un cigarrillo.