La Comisión Europea estaba al corriente, al menos desde 2014, del presunto acuerdo entre constructores automovilísticos alemanes. Así lo asegura el rotativo Süddeutsche Zeitung, que asegura que fue en ese año, en 2014, cuando Daimler confesó a las autoridades europeas la existencia del cártel, con la esperanza de evitar las sanciones.
El grupo Volkswagen se defendió el miércoles diciendo que es “habitual” que los fabricantes automovilísticos intercambien informaciones sobre cuestiones técnicas, pero los responsables políticos exigen explicaciones ante este nuevo escándalo que golpea la credibilidad de un sector clave de la industria alemana.
“¿Se trató solo de de discusiones y acuerdos legales entre empresas o se convirtió en un acuerdo ilícito y restrictivo con repercusiones sobre la competitividad?” ha preguntado Stephan Weil, primer ministro de Baja Sajonia.
Los principales constructores alemanes (Volkswagen, Audi y Porsche, del grupo Volkswagen, así como BMW y Daimler), habrían mantenido reuniones secretas desde los 90 para acordar precios, tecnologías y costes, entre otros aspectos.