Barcelona reconoce que la crisis política está afectando a su sector turístico. La alcaldesa Ada Colau intentó el martes calmar a empresas y comercios con un mensaje de confianza en la fortaleza de la ciudad condal, pero las cifras indican una importante caída de las reservas, como reconoce el concejal de turismo, Agustí Colom.
“En esta situación general, los hoteleros y el sector turístico en general muestran su preocupación y, ya digo, que hay pruebas de que las reservas están yendo a un ritmo algo más reducido”, dice Colom.
Las reservas para el último trimestre del año han caído en Cataluña un 20 por ciento, según la asociación de empresas turísticas Exceltur, lo que podría traducirse en 1200 millones de euros de pérdidas para el sector.
“Otros autobuses decidieron ir a Madrid, pero nosotros decidimos seguir con nuestros planes y visitar Barcelona”, nos dice una guía portuguesa.
“Otras amigas nuestras dijeron: no, no vamos, tenemos un poco de miedo después de todo lo que pasó”, cuenta Maria José, una turista llegada de Brasil.
En el peor de los escenarios y si la situación se complica aún más, las reservas podrían caer un 30 por ciento, lo que según Exceltur se traduciría en pérdidas de hasta 1795 millones de euros, en una comunidad autónoma en la que más de 400.000 personas viven directa o indirectamente del turismo.