El mismo tribunal que condenó en enero al expresidente brasileño a 12 años de cárcel por corrupción decidirá este lunes si acepta sus apelaciones o le abre la puerta de la prisión.
A pesar de tener un pie en la cárcel, Lula da Silva sigue de gira por Brasil, defendiendo su candidatura a las presidenciales del próximo otoño en las que parte como claro favorito.
Su popularidad sigue siendo enorme y, sin embargo, este lunes un tribunal de Porto Alegre, el mismo que le condenó en enero a doce años de cárcel por corrupción y lavado de dinero, decidirá si acepta sus apelaciones o le abre la puerta de la prisión.
"Estoy dispuesto a volver y a reconstruir este país sin odio, sin sufrimiento, porque hay odio. Odio la acidez y tener reflujos", decía este fin de semana ante cientos de sus seguidores, demostrando que conserva el sentido del humor.
En cualquier caso, el expresidente de Brasil no pisará la cárcel antes del 4 de abril, cuando el Tribunal Supremo se pronunciará sobre un hábeas corpus presentado por su defensa.
El cerco judicial se estrecha sobre Lula, que tiene seis casos abiertos, la mayoría por corrupción. Cada uno de sus desplazamientos, para defender su inocencia y hacer campaña, está dando paso a protestas y choques entre sus defensores y sus detractores.