La única incógnita es la tasa de participación que anunciará el gobierno.
No hay dudas, sobre la victoria del general Abdelfatah al Sisi ante su único rival, el desconocido Musa Mustafa Musa.
Una baja participación podría quitarle aún más legitimidad a la presidencia egipcia.
Sisi busca mantenerse en el poder un segundo mandato. Argumenta que ahora es el turno de la recuperación económica tras años de agitación política y de combate contra la insurgencia islamista.
Su único oponente, Moussa Mustafa Moussa, es un líder del partido poco conocido y leal a Sisi. Los oponentes con más posibilidades fueron eliminados de las candidaturas.
Los partidarios de Sisi sostienen que Egipto ahora es mucho más estable que cuando, como comandante en jefe militar, derrocó al presidente Mohamed Morsi, primer jefe de Estado egipcio elegido democráticamente como sucesor del previamente derrocado Hosni Mubarak
Una estabilidad que tiene un alto costo en derechos humanos. Según un informe de Amnistía Internacional elaborado en 2016 son "cientos las personas desaparecidas y torturadas en una oleada de brutal represión del gobierno de El Cairo".