El uno de octubre de 2017 el Gobierno de Catalunya convocó un referéndum ilegal (no autorizado por el Ejecutivo central, ni recogido en la Constitución) para preguntar a la ciudadanía sobre la independencia de la región. Ese día, imágenes de la policía española golpeando a ciudadanos que acudían a votar dieron la vuelta al mundo.
El lunes los movimientos independentistas organizaron movilizaciones para rememorar aquel referéndum. Lo que empezó como una manifestación pacífica en Barcelona, terminó con serios altercados entre la policía autonómica y los manifestantes, que intentaron entrar en el Parlamento de Catalunya.
La expresión de violencia vivida el lunes afecta directamente al relato pacifista construido por los líderes independentistas, que no han tardado en desmarcarse y criticar a lo que consideran una “minoría violenta” que actúa al margen del procés. El Gobierno central, por su parte, cuestiona la actitud del presidente de la Generalitat de Catalunya Quim Torra, y le acusa de arengar a los radicales.
