Viva el despelote de Año Nuevo

¿Quién dijo frío? En paños menores y a lo loco, cientos de franceses han celebrado el Año Nuevo en una playa de Antibes, en la Costa Azul, dándose un revigorizante chapuzón en el mar.
"Magnífico, maravilloso. Es la felicidad en estado puro", nos cuenta Josette, una sonriente sexagenaria que solo luce arrugas en el rostro.
Pero si se nos congelan las meninges solo de ver a los bañistas del sur de Francia, qué me dicen de los inconscientes que se han zambullido sin miedo ni ropa de abrigo en las gélidas aguas de Dunkerque.
Y quien dice Francia, dice Holanda. En la Haya no hay edad para plantar cara a los elementos, eso sí, sin olvidar el gorrito de lana.
La locura bañista de Año Nuevo no se restringe a Europa. En Boston, hay quien saca para la ocasión el kilt del abuelo escocés, el disfraz de superhéroe o el de abeja suicida.
Y en Nueva York, el baño se hace al ritmo de la banda municipal. Algunos despistados con mucha marcha aún no parecen haberse dado de que la Nochevieja ha terminado.