La Brigada de Salvamento Minero de Hunosa ultima los preparativos para llegar hasta Julen, la fase final del operativo de rescate del niño de dos años atrapado desde hace más de una semana en un pozo en Totalán, valorando los imprevistos que tendrán que afrontar a 80 metros bajo tierra.
PUBLICIDADLa Brigada de Salvamento Minero de Hunosa ultima los preparativos para llegar hasta Julen, la fase final del operativo de rescate del niño de dos años atrapado desde hace más de una semana en un pozo en Totalán, valorando los imprevistos que tendrán que afrontar a 80 metros bajo tierra con un terreno irregular.
"Ya tuvimos rescates de días, dependiendo del tipo de hundimiento o atrapamiento", explica a Euronews Santiago Suárez, ex jefe de este grupo de salvamento centenario especializado en rescates en minas de carbón en el norte de España.
"Pero en la mina, siendo minerales, el material es más blando, ya sea carbón o cualquier tipo de metal", precisa Suárez y añade que en este caso el trabajo de sus compañeros "va a ser un poco más lento porque es una roca muy dura que va a dificultar y retrasar el avance".
La composición irregular del terreno, con zonas de roca dura y otras sueltas que provocan deslizamientos, ha generado quebraderos de cabeza al operativo de rescate desde el primer momento. De hecho, los ingenieros tuvieron que volver a entubar la galería por la que bajarán los mineros, porque la perforación no era perfectamente vertical.
Suárez dice que sus compañeros, una vez abajo, también valorarán la posibilidad de usar microvoladuras, si el terreno fuera muy duro. Se trata de "un tipo de explosivo, no rompedor sino expansivo, que abra el terreno y les ablande el material para que ellos puedan ir picando alrededor", explica.
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"Estamos trabajando en un terreno que no se ha estudiado, con una obra que normalmente lleva meses, no días", indicaba ayer a Euronews Juan López Escobar, delegado del Colegio Oficial de Ingenieros de Minas del Sur, que está liderando las obras de rescate.
"Es un trabajo minero"
Los mineros descenderán por una cápsula, fijada con arena, y allí tendrán que excavar manualmente 4 metros con equipos de respiración autónoma de larga duración, lo que significa que podrán estar hasta 4 horas sin cambiar la botella de oxígeno que pesa 14 kilos.
"Igual barajan a la hora de rescatar ventilar desde la superficie con una turbina o un difusor usando aire comprimido", indica Suárez, quien afirma que "están habituados a trabajar en atmósferas explosivas o carentes de oxígeno".
En la mina están acostumbrados a turnarse cada cuatro horas, pero en Totalán, "como están relativamente cerca de la superficie, se van a turnar incluso en menos tiempo", añade Suárez. "Al final es cambiar la botella en un sitio donde haya aire limpio y continuar".
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Respecto al trabajo de asegurar la galería a medida de que vayan excavando, Suárez no cree que esto vaya a ser difícil por su experiencia en las minas. "Tienen preparadas maderas o algún tipo de mamposta hidráulica, también decidirán in situ cual será el método más adecuado para apuntalar el techo y los laterales para que no se les caiga encima y continuar avanzando".
"Es un trabajo minero, a ellos no les va a suponer en este caso grandes problemas", señala.
Suárez adelanta que "va a ser complicado igual que casi todos los rescates" y que "hasta que no empiecen no lo van a ver".
"No es de extrañar que a la hora de empezar la galería, también aparezca algún tipo de dificultad que hay que ir solventando, va a ser cuestión de tiempo", asegura.
Su consejo es, como ante cualquier otro rescate, "estar perfectamente concentrados".