Políticos, cientificos y periodistas: juntos frente a la desconfianza del público

Políticos, cientificos y periodistas: juntos frente a la desconfianza del público
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Por Rafael Cereceda
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¿Quién es el responsable por el impacto de las noticias falsas? Ya seas un político o un científico que aparece en las noticias, un periodista o un lector, quizás tengas una parte de responsabilidad en este fenómeno.

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En esta era de la posverdad en la que vivimos, tanto los medios de comunicación como la comunidad científica y los políticos juntos se enfrentan a una creciente desconfianza del público.  ¿Por qué?

El asunto estuvo presente en todos los corrillos y debates durante la primera Semana de la Ciencia del Parlamento Europeo, del 5 al 7 de febrero, a sólo unas semanas de las cruciales elecciones europeas.

La confianza en los políticos está en mínimos históricos y en el laberinto de pasillos y grandes salas de reunión del edificio de la Eurocámara en Bruselas, es fácil sentir perplejidad -por no decir puro pánico- entre los políticos.

"Hay una guerra híbrida financiada por potencias extranjeras, por ejércitos. Tenemos que proteger la democracia. Todos estamos muy nerviosos al respecto", concedía el Dr. Paul Rübig, vicepresidente del Panel sobre el Futuro de la Ciencia y la Tecnología (STOA) de la Eurocámara en la clausura de las jornadas.

El STOA y el Centro Conjunto de Investigación de la Comisión Europea (JRC) organizan cada año el evento Science meets Parliament (La ciencia se reúne con el Parlamento), que reúne a políticos y científicos para tender puentes entre ambos.

Políticos: ¿Es realmente democrática nuestra democracia?

La política y los políticos son a menudo las primeras víctimas de noticias falsas y la desconfianza del público, pero a veces también los primeros infractores.

En su discurso en la sesión plenaria de la Semana de la Ciencia de la UE de 2019, el peso pesado de la política europea Jerzy Buzek destacó las "emociones" como uno de los temas clave de nuestro tiempo tanto para los políticos como para los científicos (y por supuesto para los mensajeros, los medios de comunicación). "Las emociones se han apoderado de los hechos y de la verdad, la ola crece", advirtió, preguntándose "lo que no hemos visto venir".

EP/ Emilie Gomez
Jerzy Buzek durante su intervenciónEP/ Emilie Gomez

El Comisario Europeo Tibor Navracsics instó a que se construyan puentes entre las comunidades aisladas de científicos y políticos, uno de los temas del evento anual, celebrado por el STOA y el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea desde 2015.

Luego salió a escena el profesor Yascha Mounk, autor de "El pueblo contra la democracia", para dar una conferencia cautivadora pero alarmante. Un resumen rápido: la democracia de la UE no es lo suficientemente democrática.

Los políticos tienen que reformarse, alejarse de la corrupción, acercarse a la gente, en resumen: cambiar, porque los movimientos populistas están identificando y exponiendo problemas reales "pero proponen soluciones falsas", dijo Mounk.

Señaló además que las generaciones más jóvenes han olvidado las plagas del continente durante el siglo XX, las guerras, la Unión Soviética y el fascismo, que han sido uno de los detonantes del largo periodo de paz que conocemos y también del impulso hacia regímenes de democracia liberal en casi todo el Conintente.

Los jóvenes sólo conocen la democracia actual, y se diría que no les acaba de gustar.

La comunidad científica: ¿Encerrada en sus laboratorios?

¿Y los científicos son también responsables? ¿Qué falla cuando unos pocos negacionistas del cambio climático difunden mejor su mensaje que la gran mayoría de la comunidad científica? ¿O cuando miles de ciudadanos deciden abandonar la vacunación, -que hasta hace poco eran un tema de consenso internacional- por medicinas alternativas?

El cardiólogo Tim Chico, uno de los científicos elegidos para "seguir" a un eurodiputado durante la Semana de la Ciencia del Parlemento Europeo, reconoce que los científicos tienen cierta responsabilidad porque sus métodos son siempre muy cautelosos "es un mensaje muy confuso y complicado para que un ciudadano lo entienda, tienen muy poco tiempo... Quieren saber cuál es la respuesta".

El físico español Germán Rodrigo cree en cambio que el problema no es la ciencia sino que "hay demasiada gente que miente y ahora es muy fácil distribuir esa información falsa. Y por alguna razón la gente se lo cree". Reconoce, eso sí, que la ciencia y los periodistas tienen que aprender a colaborar más estrechamente para que los mensajes lleguen al público y que a los científicos les cuesta salir de su pequeño círculo para comunicar lo que están haciendo.

Uno de los investigadores más jóvenes invitados a conocer a los eurodiputados, el neurólogo Caspar M. Schwiedrzik, cree que los expertos se enfrentan a un creciente sentimiento anticientífico, pero no niega que la Ciencia tiene parte de la responsabilidad. "Durante demasiado tiempo no hemos estado interesados en comunicar al público en general lo que hacemos, por qué lo hacemos y por qué es importante" dice.

El panel STOA reúne a eurodiputados y científicos desde 2007 para que aprendan a colaborar mejor.

Los medios de comunicación: ¿Chivo expiatorio o caballo de Troya?

Durante los tres días del foro, el European Science-Media Hub organizó un taller específico para periodistas sobre cómo abordar las noticias falsas y la desinformación en la ciencia.

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El invitado principal Scott Brennen, destacó un dato sorprendente del informe Digital News Report 2018 de la agencia Reuters: para el público el problema no son tanto las famosas noticias falsas como el periodismoimpreciso, de mala calidad y sesgado.

Rasmus Kleis Nielsen/ Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo
42% de la audiencia ve periodismo "pobre", con errores y manipulado, 39% periodismo sesgado y parcial. Solo 26% dicen estar expuestos a noticias falsasRasmus Kleis Nielsen/ Instituto Reuters para el Estudio del Periodismo

Brennen sugirió que la crisis ha obligado a los medios de comunicación a producir más, más rápidamente, lo que ha llevado a un círculo vicioso que hace que la prensa reproduzca sin tapujos noticias salidas de comunicados de prensa o basados en reportes de otros medios de comunicación.

"Vemos una desconfianza creciente hacia las élites y esto juega también un papel en el eco mediático: Las ideas populistas circulan ampliamente, y también hay una creciente desconfianza en las instituciones", dijo Brennen al recientemente sitio web del Parlamento Science Media Hub que intenta ofrecer información contrastada a científicos, periodistas y público en general.

El italiano Guido Romeo, que presentó su proyecto de periodismo de datos Factful en Bruselas, cree que el público está hambriento de reportajes de alta calidad, e incluso está contento de pagar por ello, pero la "industria de los medios de comunicación está reduciendo las redacciones para recortar costes sin una estrategia clara para mejorar la calidad de los reportajes y la confianza en la marca".

Citó la reciente serie de despidos en medios de comunicación estadounidenses como Gannet, Buzzfeed y Vice.

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La UE está haciendo lo correcto para evitar las "leyes de la verdad" sobre los contenidos, que calificó de muy peligrosas para la libertad de expresión, y presionando más a las grandes plataformas (Google, Facebook, Twitter) para contrarrestar las noticias falsas y la desinformación, según Romeo.

De hecho, los datos muestran que el 80% del tráfico hacia los sitios web de noticias proviene de Google y Facebook. En otras palabras, son sus algoritmos los que deciden lo que vas a leer.

La inteligencia artificial y su papel en el Periodismo es una de las incógnitas del futuro. Especialmente después de que Elon Musk y su empresa Open AI haya conseguido crear un programa capaz de redactar informaciones coherentes.

Los desafíos de informar sobre la ciencia

Los periodistas científicos se enfrentan a retos aún más difíciles para recuperar la confianza del público.

Durante los debates, expertos y periodistas señalaron el problema de los científicos y reporteros que han estado dispuestos a poner sus nombres, a menudo a cambio de una generosa retribución, para trabajar al servicio de los intereses de empresas y grupos de presión, alimentando la desconfianza del público.

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Otro problema al que se enfrenta la profesión es que a los periodistas científicos les resulta difícil convencer a los editores de que sus historias merecen ser publicadas antes que las noticias más sensacionalistas o los "urgentes".

Vera Novais, reportera científica de Observador, en Portugal, dice que sus editores le escuchan porque saben que la ciencia interesa al público pero está de acuerdo en que las redacciones se han reducido tanto que los pocos periodistas especializados que quedan tienen poco tiempo para hacer reportajes de calidad.

La editora científica húngara Johanna Rácz hizo un llamamiento a los periodistas para que sean más rigurosos y verifiquen los datos con los expertos antes de publicar, pero también instó a que se eduque al público en "alfabetización mediática",  para que aprendan a distinguir las fuentes fiables y puedan navegar por un mundo lleno de "ciberdesinformación".

EP/ Emilie Gomez
Scott Brennen se dirige a los periodistasEP/ Emilie Gomez
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