Albert Rivera, la incógnita en la ecuación de Gobierno. La campaña del líder de Ciudadanos ha sido una carrera contrarreloj para ganar el voto indeciso. Asegura que no pactará con el PSOE y que preferiría evitar un Gobierno con el ultraderechista Vox.
El catalán Albert Rivera irrumpió en la política con 26 años como líder de Ciudadanos, un pequeño partido que se definía como antinacionalista y liberal progresista. Su entrada en escena fue sonada, en particular por su desnudo en los carteles electorales.
Elegido en las elecciones catalanas en 2006, su ascenso ha sido meteórico, siempre con el antiindepentismo como bandera. Hace un año era el líder más valorado. Los sondeos daban a su partido el 30 % de los votos, pero la moción de censura contra Rajoy le pilló con el pie cambiado y Pedro Sánchez supo aprovechar el momento para ganarle terreno.
Inició su campaña electoral en Pedraza, un pueblo de 300 habitantes, aunque al tiempo su holograma se veía en la sede de Ciudadanos en Madrid, en un paseo simultáneo entre dos Españas.
Con 39 años, ya no se desnuda, pero sigue jugando con su atractivo, como demostró en una de las etapas de su campaña apareciendo subido a una moto.
Además de su defensa de la unidad de España, destacan entre sus propuestas, ampliar los permisos de paternidad y maternidad, un plan contra la pobreza infantil y quitar la cuota de autónomos a los emprendedores que no lleguen al salario mínimo. Su campaña ha sido una carrera para conquistar parte del voto del voto indeciso.
Asegura que no pactará con los socialistas y que preferiría Gobernar con el PP y sin el ultraderechista Vox, pero sin descartar esa posibilidad.