Epílogo al calvario mediático, judicial y familiar de Vincent Lambert

La muerte de Vincent Lambert pone punto final a un calvario de más de una década para este hombre tetraplégico de 42 años que quedó en estado vegetativo, tras sufrir un grave accidente de tráfico.
Es además es el epílogo de un interminable culebrón mediático y judicial que ha mantenido a Francia entera en vilo pendientes de una familia enfrentada.
Por un lado, sus padres, Viviane y Pierre Lambert, dos fervientes católicos, firmes defensores de que continuara con vida a cualquier precio. Todo con el apoyo de sus abogados y diversas entidades contrarias a la eutanasia.
Por otro, su esposa Rachel, y la mayoría de personas de su confianza, que no han cesado de denunciar un "ensañamiento terapéutico". Vincent "habría preferido morir antes que vivir en este estado" han reiterado por activa y por pasiva.
Después de más de cuatro años en un estado de "mínima consciencia" en un hospital de Reims, su médico decidió suspender el tratamiento desencadenando un sin fin de decisiones judiciales durante seis años.
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Todo hasta que una resolución del Tribunal Supremo acepta el recurso presentado por el Gobierno francés y el Hospital de Reims que abre de par en par las puertas para la muerte digna de Vincent.
El pasado 2 de julio, los médicos interrumpen por tercera vez su alimentación y los tratamientos por tercera vez. Seis días después sus padres anuncian que no habrá más recursos que la lucha judicial ha terminado como también la vida de Vincent.
Apenas unas horas después de su fallecimiento, algunos de sus familiares y amigos no ocultan su alivio.