La isla balear posee unos 50 kilómetros cuadrados de reserva marina.
Su medio ambiente preservado, sus aguas azul turquesa y su entorno salvaje convierten a esta isla en el destino perfecto para los amantes de lo auténtico. La playa de Cavalleria, en la costa norte, es uno de sus emplazamientos virgenes más atractivos. De arena gruesa y tono rojizo, con el atardecer adquiere unos colores díficiles de encontrar.
En el agua, Menorca regala una reserva marina de 50 kilómetros cuadrados, convirtiendola en todo un laboratorio de biodiversidad. Pero no todo son playas. La pequeña isla balear es también el lugar idóneo para los amantes del ciclismo, de los paseos a caballo o de las caminatas.
Reserva de la biosfera desde 1993, Menorca sigue manteniendo viva la esencia del mediterraneo.