Un nuevo incidente naval inflama las relaciones entre Rusia y Ucrania en el mar Negro. Las autoridades ucranianas han detenido a un petrolero ruso implicado en la refriega que el pasado mes de noviembre desembocó en la detención de 24 marineros ucranianos.
Ucrania ha retenido al petrolero ruso implicado en el incidente naval que el pasado mes de noviembre desembocó en el arresto de 24 marinos ucranianos por parte de las fuerzas rusas. Aquel inmenso buque, llamado Neyma, bloqueó el estrecho de Kerch para impedir la navegación a tres navíos de la armada ucraniana. Según el principal fiscal militar de Ucrania, su dueño le cambió el nombre por el de Nika Spirit, y bajo este último nombre está detenido en el puerto de Izmail, en la desembocadura del río Danubio, en la region de Odesa, fronteriza con Rumanía.
Los diez tripulantes del petrolero han sido puestos en libertad y vuelven a Rusia, aunque el Nika Spirit permanecerá bajo custodia. El objetivo oficial es incautarse de documentación, de los cuadernos de bitácora y de las grabaciones de radio de lo ocurrido aquel día, que fue muy criticado por la comunidad internacional.
Los marineros ucranianos siguen en manos de Moscú, que este jueves no ha dudado en advertir de Ucrania de que consideraría "una violación de las leyes internacionales" que retuviera a ciudadanos rusos como rehenes y de que esto tendría consecuencias. Desde el Kremlin se evoca la posibilidad de recurrir al Tribunal Internacional del Derecho del Mar, que, precisamente, el pasado mes de mayo exigió a Rusia que liberase de inmediato a los 24 militares ucranianos.