Una salpicadura casi imperceptible desde la orilla ha puesto fin al drama que se vivía desde el domingo en la playa de Sant Sebastià de Barcelona, en el noreste de España. Un equipo de artificieros de la Armada ha hecho estallar de forma controlada una bomba de la Guerra Civil.
Una salpicadura casi imperceptible desde la orilla ha puesto fin al drama que se vivía desde el domingo en la playa de Sant Sebastià de Barcelona, en el noreste de España. Un equipo de artificieros de la Armada ha hecho estallar de forma controlada una bomba de la Guerra Civil que halló por casualidad un buceador de la Benemérita a apenas veinticinco metros de la orilla. El artefacto era de 1936 y contenía setenta kilos de trilita, un explosivo de gran potencia que suponía un riesgo real para la red de oleoductos de la ciudad Condal. Antes de explosionarlo, los buceadores de la Armada lo han trasladado una milla mar adentro, a cuarenta y cinco metros de profundidad.
Poco después, la playa, una de las más concurridas de Barcelona, ha sido reabierta al público. En las costas españolas en general y en las de Barcelona en particular, no es extraño encontrar proyectiles sin estallar que fueron lanzados por las tropas franquistas durante la Guerra Civil.