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Emmanuel Macron: ¿La nueva superestrella de la política europea o el mejor entre los malos?

Emmanuel Macron: ¿La nueva superestrella de la política europea o el mejor entre los malos?
Derechos de autor Yoan Valat/Pool via REUTERS
Derechos de autor Yoan Valat/Pool via REUTERS
Por Naira Davlashyan, Marta Rodriguez, Alice Tidey
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Para Macron, la cumbre del G7 celebrada en su propio territorio parecía ser la última y bien calculada medida para posicionarse como líder de Europa.

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Para el presidente francés Emmanuel Macron, la cumbre del G7 fue sin duda un éxito.

En dos días, consiguió que aflorara el Donald Trump más constructivo, recibió felicitaciones en todo el mundo por su esfuerzo por poner los incendios forestales del Amazonas en el centro de la cumbre y logró una importante victoria diplomática por su apuesta de invitar al ministro de Asuntos Exteriores iraní Javad Zarif a Biarritz, que aparentemente dio sus frutos.

La reunión de algunos de los líderes más poderosos del mundo, celebrada en su propio territorio, pareció ser la última y bien calculada medida para posicionarse como líder europeo.

"Sin duda, hoy es el líder europeo más activo, tanto en términos de propuestas para la UE como de un mensaje de mayor firmeza hacia Donald Trump", dijo a Euronews Pascal Boniface, director del Instituto Francés de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS).

"Por último, es el que más espacio ocupa en comparación con el vacío relativo que le rodea", añadió.

Oda a la alegría

El líder francés nunca ha ocultado sus ambiciones europeas. Cuando se acercó al escenario, frente a la majestuosa pirámide del Louvre, el 7 de mayo de 2017, para pronunciar su primer discurso como nuevo presidente electo de Francia, lo hizo acompañado de "Oda a la alegría", el himno oficial de la Unión Europea.

Su victoria electoral fue un revés al aparentemente imparable ascenso de los movimientos nacionalistas en todo el mundo, ya que había hecho campaña con una agenda vigorosamente a favor de la UE.

La monarca indiscutible del bloque en ese momento era Angela Merkel. La canciller alemana, elegida por primera vez en 2005, ha sido fundamental para alejar a la eurozona del borde del abismo tras la crisis financiera mundial.

Pero la crisis de migrantes, que alcanzó su punto álgido en 2015, vio cómo su estrella se hundía en casa con pérdidas humillantes en las urnas. Su promesa de no presentarse a la reelección en 2021, hecha para detener la hemorragia electoral, sólo puso de manifiesto la debilidad de su posición.

Pero el Gobierno alemán no es el único que ha sufrido turbulencias recientemente, permitiendo que Macron llene el vacío.

"Muchos de sus homólogos están en posiciones difíciles. (El primer ministro canadiense) Justin Trudeau pronto será sometido a elecciones. No hay gobierno en Italia, y (el primer ministro de Reino Unido) Boris Johnson acaba de llegar, pero debe salir del Brexit", dijo Boniface.

38%

En el ámbito nacional, no todo ha sido fácil para Macron. El plan de su Gobierno de aumentar los impuestos sobre el combustible después de eliminar una tasa sobre la riqueza desencadenó la protesta de los "gilets jaunes" ("chalecos amarillos"), la mayor contienda social del país en décadas.

Más de 200.000 personas se unieron al primer día de acción nacional en noviembre, pero los mítines semanales también fueron dignos de mención por su violencia.

La popularidad de Macron se hundió y se está empezando a recuperarse lentamente. La encuesta Ifop/Fiducial del mes pasado le atribuyó sólo el 38% de las opiniones favorables.

Pero donde le va mucho mejor es en Asuntos Exteriores, ya que el 48% de los encuestados cree que defiende bien los intereses franceses en el extranjero.

Más allá de sus palabras -su negativa a la retirada de Trump del Acuerdo sobre el Clima de París, en la que afirmaba que "no hay Planeta B" se convirtió en un vídeo viral-, el lenguaje corporal también ha desempeñado un papel importante en su política exterior.

"Dos machos alfa combaten por el dominio"

Macron hizo explícita su mentalidad de Europa primero durante una cumbre de la OTAN en 2017 al desviarse deliberadamente de Trump para saludar primero a Merkel.

Y cuando conoció a Trump al margen de esa reunión, Macron se mantuvo firme durante el apretón de manos, de modo que fue el líder estadounidense -a quien le gustaba arrancarle las manos a la fuerza a la otra persona en una muestra de dominación- quien se echó atrás primero. El vídeo de su intercambio de apretones de mano se volvió viral.

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Así comenzó un juego difícil para Macron: convertirse en el confidente de Trump en Europa, pero aún así transmitir firmeza.

La visita de Trump a París para el tradicional desfile militar del Día de la Bastilla fue otro ejemplo.

Javier Torregrosa, experto en comunicación no verbal de NoVerbal.es, dijo a Euronews que los dos líderes lucharon por proyectar dominio a través de sus saludos -durante los cuales Trump invadió el espacio personal de su homólogo- y prologaron su apretón de manos.

"Ambos se baten a duelo realizando un pulso con sus manos, un pulso que nadie gana hasta que al final Trump toca con su mano el pecho de Macron indicándole que el es más fuerte.", explicó Torregrosa. "Es asombroso como dos machos alfa combaten por el dominio".

Macron ha desplegado tácticas similares con los líderes europeos.

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En cuanto al Brexit -la cuestión más apremiante a la que se enfrenta el bloque- él y Merkel han adoptado un enfoque de policía malo y policía bueno, con el presidente francés mucho más duro en sus comentarios y la canciller un poco más conciliadora, aunque el mensaje sigue siendo el mismo.

Durante la visita del primer ministro Boris Johnson a París la semana pasada, Macron "realizó continuos gestos de control y dominio", dijo Torregrosa.

Estos incluyen invadir el espacio de Johnson o enseñar los nudillos de la mano hacia arriba durante el apretón de manos.

"Este gesto, buscado por los políticos y que sugiere dominación, a menudo se hace inconscientemente. Por otro lado, podemos ver cómo toca el brazo de Boris Johnson con la mano izquierda, demostrando una vez más su propiedad sobre lo que tocamos", continuó.

Sin embargo, Macron no parece muy cómodo y "se tambalea constantemente, se inclina hacia un lado y hacia el otro", lo que sugiere "un estado de nervios e inseguridad", según Torregrosa.

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"Loco"

El G7 fue "una demostración de excelencia en nuestra diplomacia", dijo Macron a los embajadores franceses reunidos en París el martes.

"Para que Francia esté en el centro de estos grandes desafíos", debe "reinvertir el trabajo bilateral", instó Macron a su cuerpo diplomático.

Calificó de "loco" el hecho de que ningún dirigente francés haya visitado determinados Estados miembros de la UE en décadas.

La celebración de reuniones bilaterales con otros países de la UE permitiría al país "disponer de algunos márgenes de maniobra en cuestiones europeas".

Alemania, señaló, había sido más eficiente en esto.

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