Los húngaros divididos entre democracia o comunismo

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Por Gerard Escaich Folch
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Euronews ha preguntado por las calles de Budapest la opinión de los húngaros acerca de la vida después de 30 años de democracia

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Tan solo han pasado 30 años desde la caída del comunismo en Hungría, y aunque los húngaros ven las ventajas de la democracia, todavía existe una nostalgia persistente por la seguridad del régimen anterior. Euronews ha salido a las calles de Budapest, para preguntar a la gente qué época prefiere y por qué.

Desde 1989, la sociedad ha vivido dividida entre los partidarios del comunismo y los defensores de la democracia. Por ejemplo, una anciana destaca la libertad de viajar de los jóvenes hoy en día. "Los jóvenes hoy en día tienen más libertad en todos los aspectos de su vida. Pueden viajar, ir y venir a su antojo, los jóvenes tienen más posibilidades ahora" ha dicho a Euronews.

"Obviamente, la democracia. Podemos hablar libremente en la calle o en el bar, eso es una ventaja evidente. El hecho de que no haya fronteras... Yo solo pude viajar a Checoslovaquia y a Alemania del Este; ahora mis hijos pueden viajar por todo el mundo, eso tampoco está mal" ha compartido otro húngaro con este canal.

Según las encuestas, el 47% de los húngaros piensa que valió la pena derrocar al régimen comunista - mientras que el 39% piensa lo contrario. Pero al comparar Hungría con los otros países, los húngaros son los que menos valoran la transición, mientras que los polacos y los checos son los más entusiastas.

¿La razón de estas cifras se encuentra en la sensación que tienen muchos húngaros. Muchos de ellos opinan que la democracia les ha quitado libertad, en comparación a la época comunista que vivió Hungría entre el 20 de agosto de 1949 hasta el 23 octubre de 1989.

Así se siente un pensionista entrevistado por Euronews: "Antes me sentía mejor. Tenía más libertad. No tenía tantas limitaciones. Desde que el régimen cambió, solo he viajado cinco veces al lago Balatón en los últimos 30 años. Antes, iba dos veces al mes. Ahora no puedo ir, porque tengo que trabajar todo el tiempo. Y se supone que soy pensionista."

Algo que comparte una madre, preocupada por la salud de sus hijos. "Era mejor antes. Trabajábamos 8 horas y nos quedaba tiempo para la familia y los niños... La vida de mis hijos es una carrera por la supervivencia, están estresados todo el tiempo" apuntaba.

La transición del comunismo a la democracia es otro punto a destacar de la vida en Hungría. Tan solo, el 26% de los húngaros dicen que la transición mejoró su vida. Mientras que el 43% cree que su vida se ha complicado. En cambio, solo el 15% de los polacos, el 30% de los checos y el 35% de los eslovacos piensan lo mismo. Los húngaros son los más pesimistas de la región sobre como afectó el cambio en sus vidas.

La opinión de los húngaros sobre la caída del comunismo muestra que muchos de ellos anhelan la seguridad social de los viejos tiempos, pero casi nadie quiere que vuelva el comunismo.

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