Euronews realizó un reportaje en esta localidad griega donde sus habitantes se encuentran profundamente divididos por este tema.
La ciudad de Vrasna, en el norte de Grecia. se hizo conocida hace algunos meses cuando sus residentes expulsaron a cientos de refugiados y migrantes que se alojaban.
Hace tres años, miles de migrantes habían llegado a Vrasna para comenzar una nueva vida. Sin embargo, los habitantes no los recibieron con los brazos abiertos. Estos alegan que los robos aumentaron y el sector turístico se vio afectado.
"Por supuesto que estoy en contra de acoger a los refugiados. ¿Hay alguien que esté a favor?. Tenemos miedo. En el pasado, podíamos caminar hasta el pueblo más cercano por la noche sin problemas. Ahora no podemos salir de casa. No podemos ni caminar al café más cercano", dijo un residente a nuestras cámaras.
Pero los propietarios de las habitaciones de alquiler dicen que el racismo está detrás de las reacciones. Para ellos, acoger a los migrantes puede ser una situación en la que todos ganan.
"Pensamos que podíamos acogerlos... cuatro o cinco meses, hasta seis meses. Tanto por razones financieras como para ayudar a la situación general", dijo a Euronews Christos Zaxopoulos, dueño de un hotel de la ciudad.
En Vrasna los grupos de extrema derecha están activamente presentes. Atacaron a los propietarios de los hoteles que aceptaron acoger a los migrantes. Athanasia Dolma fue una de ellas.
"No creo que lo que hice esté mal. Al contrario, ayudamos a la gente, personas que había sufrido mucho, que habían pasado por mucho. En algunos casos, llevamos a sus hijos, nosotros mismos. Como si fueran nuestros propios hijos. En una oportunidad ayudamos a una mujer a dar a luz", contó Athanasia Dolma.
El caso de Vrasna prueba que el gobierno griego está atrapado entre la espada y la pared. Miles de refugiados y migrantes hacinados en campamentos superpoblados, en las islas, esperan su reubicación en Grecia continental. Pero, al mismo tiempo, la mayoría de los residentes griegos se oponen a la idea de acoger a más de ellos.
Recientemente, más familias migrantes se vieron obligadas a alejarse de Vrasna porque sus hijos no podían asistir a la escuela local.