El proyecto un billón de ostras organiza talleres para concienciar a los jóvenes de la importancia del cambio climático y sus consecuencias, que ya vivieron de cerca en 2012, cuando el huracán Sandy golpeó duramente a la ciudad de Nueva York.
En Nueva York, el proyecto un billón de ostras prosigue la construcción de su vivero gigante iniciado en 2014. Este verano los voluntarios de esta iniciativa ecológica han introducido 65 millones de ostras. Su objetivo es llegar a los mil millones en 2035. Hace unos días instaban un vivero con 15 millones de crías de moluscos en el río Bronx.
Tanasia Swift es una de las encargadas del proyecto un Billón de Ostras: "Este cultivo de ostras tiene beneficios en el ecosistema. Proporcionan un hábitat para otras especies, desde cangrejos hasta invertebrados marinos y esponjas adheridas a los arrecifes. Con este arrecife además se puede atenuar la violencia de la s olas en caso de tempestad además de crear un ecosistema que filtra el agua y beneficia a la biodiversidad. Y así tenemos más biodiversidad cuando tenemos más arrecifes, además de tener más agua filtrada donde se reemplazan las ostras ".
En 1614 cuando Nueva York era la colonia holandesa de Nueva Amsterdam, la ciudad exportaba ostras a medio mundo. Las ostras se vendían por un centavo en Central Park, antes de que existieran los perritos calientes. Cuando se construyó el puerto, se dragaron los canales y se destruyó su hábitat natural.
"Estas crías proceden de la Bahía de Muscongus, en Maine. Lo que hicimos fue colocar las crías de nuestro vivero en las conchas vacías que recogimos en marisquerías y restaurantes de todo Nueva York", explica Tanasia Swift, del proyecto un billón de ostra.
El proyecto un billón de ostras organiza talleres para concienciar a los jóvenes de la importancia del cambio climático y sus consecuencias, que ya vivieron de cerca en 2012, cuando el huracán Sandy golpeó duramente a la ciudad de Nueva York.