Los clanes mafiosos han estado enturbiando la tranquilidad del aparentemente perfecto reino de Suecia durante al menos los dos últimos años.
PUBLICIDADAlgo ha estado enturbiando la tranquilidad del aparentemente perfecto reino de Suecia durante al menos los dos últimos años.
Las autoridades y la policía saben exactamente cual es el elemento disruptor, pero se ven obligados a admitir su impotencia ante la mafia que está extendiendo su red en varias ciudades importantes del país.
Los clanes criminales ni siquiera se molestan en actuar discretamente, sino que multiplican los actos de violencia: solo en el primer semestre de este año, los servicios de seguridad registraron 163 tiroteos en el territorio, que provocaron 20 muertes.
Decenas de clanes imponen su ley en las calles.
Según el subjefe de la policía sueca, Mats Löfving, un total de 40 "bandas familiares" controlan los barrios desfavorecidos de varios pueblos y ciudades, y su mandato es cada vez más fuerte.
Estas familias, según explicó Löfving, llegaron a Suecia solo para cometer crímenes, importando sus sistemas paralelos. El oficial superior de policía también sospecha que pueden influir en las esferas política y empresarial, especialmente en los barrios con una gran población de inmigrantes.
La debilidad manifestada por las autoridades ha despertado la indignación de la sociedad sueca.
"Es extremadamente frustrante", dijo el oficial de policía local Fredrik Terje a la SVT, "Son estas redes criminales las que han llegado a un acuerdo de paz y han establecido una agenda, mientras que nosotros, las autoridades, hemos quedado al margen".
El miedo se extiende en los suburbios
La mafia se establece principalmente en los suburbios donde la mayoría de la población es inmigrante.
"Los que viven en estas zonas vulnerables suelen ser personas relativamente pobres que no tienen otra opción", explicó a AFP a la periodista sueca Johanna Backström Lerneby.
La policía no nombró las bandas ni los países de origen de las familias sospechosas, pero la crónica criminal de los últimos años señala a clanes procedentes de los Balcanes, Oriente Medio y el África oriental.
Estas bandas organizan el tráfico de drogas y juegan con el miedo y la extorsión. Y si es necesario, utilizan medios más violentos, como lanzar granadas a los edificios.
El 2 de agosto, la tensión alcanzó su punto máximo en el otrora pacífico reino nórdico con un trágico episodio. En Botkyrka, al sur de Estocolmo, la capital: una niña de 12 años, quedó atrapada en el fuego cruzado de bandas criminales rivales y murió asesinada a tiros cerca de una gasolinera.