Una paz con el fantasma de la contienda al acecho

Armenia y Azerbaiyán han anunciado este martes un acuerdo de paz bajo la mediación de Rusia que pone fin a 44 días de guerra en Nagorno Karabaj.
La complicada paz en una guerra latente
El conflicto se remonta a los años noventa tras la desintegración de la Unión Soviética. Desde el alto el fuego de 1994, Armenia y Azerbaiyán viven enfrentadas por un territorio de 150.000 habitantes. Y la sombra de la guerra no desaparece en un enclave contenido dentro de las fronteras de Azerbaiyán, pero de población mayoritariamente armenia.
Azerbaiyán acusa a Armenia...
En las últimas seis semanas el conflicto volvió a estallar en las trincheras. Y con Turquía brindando su apoyo a Azerbaiyán. poniendo en vilo a la comunidad internacional tras los primeros choques .
"No se logrará un alto el fuego de manera unilateral. Tiene que haber una decisión bilateral, y aplicarse en el terreno. Como saben, Armenia atacó el 27 de septiembre, nuestras posiciones militares, dañando nuestras infraestructuras", declaraba el presidente azerí Ilham Alíev a Euronews.
... y Armenia acusa a Azerbaiyán...
Pero el primer ministro armenio rechazó esas afirmaciones y acusó a los azeríes de limpieza étnica en la región.
Hoy en día los medios de comunicación y la comunidad internacional tiene información suficiente, y saben que Armenia y Nagorno Karabaj no podrían haber comenzado esta guerra por la sencilla razón de que no tenemos ninguna misión militar pendiente. Nuestra misión es política y nuestro único propósito es proteger al pueblo armenio de otro genocidio" aseguraba Nikol Pashinián, Primer minitro de Armenia.
Muerte y deplazados en Shushi o Shushá...
La ciudad estratégica de Shushá, que se conoce como Shushi en Armenia, ha sido escenario de la última contienda, cuyos enfrentamientos podrían haber provocado más de mil muertes en cada bando. Y miles y miles de desplazados.
Una paz con los fantasmas de la contienda al acecho
Y aunque con el plan de paz de Vladímir Putin se logra el cese de las hostilidades, nadie les devolverá las vidas y hogares perdidos a las víctimas de este conflicto. Quedan heridas abiertas por lo que el fantasma de la contienda sigue al acecho.