Acompañamos a Sara y Tarek mientras buscan en el puerto de Arguineguín a sus familiares, de los que ni siqueran saben si alcanzaron tierra firme con vida.
Una nueva remesa de migrantes llega al puerto y el protocolo se pone en marcha. Policías, sanitarios, periodistas y abogados esperan a empezar su trabajo. Es otro día más en Arguineguín. Pero no para Sara y Tarek.
Ella ha viajado desde Italia. Él desde Sevilla. Buscan a sus seres queridos en el caos de un campo de recepción de migrantes. "Hace diez días que llegaron a las doce de la noche. Desde entonces no hemos vuelto a saber de él", explica Tarek.
Es noche cerrada en el campamento. Sara y Tarke continúan buscándoles. Sara no puede contenerse más: "Por favor, te lo pido, dejame verle. Te lo ruego. Dejame verlo", grita a los responsables desde la barrera que corta la entrada,
Tienen sus nombres y números de pasaporte, pero encontrar a una persona aquí es como buscar una aguja en un pajar. La historia de Sara y Tarek es una de tantas historias que podemos encontrar en este campo de migrantes donde cientos de personas esperan a ser transferidos. Y es una muestra más del drama de la inmigración.
Al fin llegan buenas noticias. Sara ha encontrado a su hermano. No sabía si aún estaba con vida: "Estoy muy contenta. Al menos he podido verle. Ver que está bien, y que está vivo".
Poco después Tarek encuentra también a su sobrino. Ha logrado sobrevivir a las duras condiciones del campamento.
Es el momento de llamar a la familia en Marruecos, que han estado conteniendo el aliento durante semanas. Tarek y Sara esperan ahora que pronto, sus seres querido suban a uno de los autobuses dispuestos allí, que desplazan a los migrantes fuera del puerto
La historia termina con final feliz. Pero muchos no han sido tan afortunados. Al menos 200 personas han muerto tratando de alcanzar Canarias desde agosto.