En paralelo a los disturbios del sábado que dejaron al menos 16 detenidos, el primer ministro, Hichem Mechichi, reconfiguró su gabinete para encarar la crisis política, económica y ahora sanitaria del país.
La capital de Túnez se convirtió en el escenario de fuertes disturbios la noche del sábado. Al menos 16 personas fueron detenidas durante los enfrentamientos con la Policía.
Los ánimos comenzaron a calderse desde el jueves cuando el gobierno prolongó el toque de queda desde las 16 hasta las 6 horas. Una medida que busca frenar el aumento de los casos de COVID-19.
Pero el nuevo toque de queda coincidió con el décimo aniversario de la caída del dictador Zine El Abidine Ben Ali, fecha en la que los tunecinos aprovechan para protestar contra las faltas de su clase política.
Decenas de personas violaron el alto el fuego y se manifestaron en zonas de la periferia de la capital. Protestas similares se repitieron anoche en otras ciudades de la costa y del interior como Siliana, Kairaouan o Soussa.
Semanas atrás, grupos de manifestantes se enfrentaron a la Policía, asaltaron supermercados y quemaron otros edificios en la ciudad meridional de Touzer, situada en la frontera con Argelia a unos 550 kilómetros al sur de la capital.
Durante la jornada de ayer, en paralelo, el primer ministro Hichem Mechichi reconfiguró su gabinete para hacer frente a la crisis económica y política del país agravada por la pandemia. El deterioro de la situación sanitaria por el coronavirus se evidenció este jueves cuando Túnez registró un nuevo récord diario con 4.170 nuevos positivos, cifra que eleva a más de 175.000 los contagiados desde marzo de 2020.
Además, certificó 50 nuevos decesos para un total de 5.528 muertos desde que se declarara la pandemia, la gran mayoría desde que se abrieran las fronteras a finales de junio.