ARGENTINA | El pulso entre el Gobierno y los ganaderos aleja del plato la carne de vacuno

Archivo. Varias vacas son lavadas antes de su sacrifico en un matadero en las afueras de Buenos Aires.
Archivo. Varias vacas son lavadas antes de su sacrifico en un matadero en las afueras de Buenos Aires.   -  Derechos de autor  Natacha Pisarenko/AP2009
Por Isidro Murga  con AFP

Época de vacas flacas y precios inflados en Argentina, que vive con angustia en las cocinas y tensión en los despachos el pulso entre el Gobierno peronista y el sector ganadero. Desde el pasado jueves, los productores de bovino han paralizado las ventas en un país cuya población está acostumbrada...

Época de vacas flacas y precios inflados en Argentina, que vive con angustia en las cocinas y tensión en los despachos el pulso entre el Gobierno peronista y el sector ganadero. Desde el pasado jueves, los productores de bovino han paralizado las ventas en un país cuya población está acostumbrada a comer carne prácticamente a diario y a celebrar parrilladas familiares todos los fines de semana. El paro dura 9 días.

- "Está impregnado en nuestra cultura comer carne y es así, y es difícil, por eso se genera tanta tensión cuando está muy cara y además porque para nosotros es primordial comer carne con algo", explica Emmanuel Lapetina, presidente de la planta frigorífica La Peña.

Las brasas de la ira de los ganaderos las encendió el Gobierno al prohibir las exportaciones de carne bovina durante 30 días con el objetivo de moderar los precios, que el año pasado subieron un 78%, más del doble que la tasa de inflación nacional (36%). Esta circunstancia, sumada a la severa crisis económica que atraviesa el país y a un lento cambio de los hábitos alimenticios, hizo que el consumo de bovino cayera al nivel más bajo de la historia de Argentina, casi 50 kg por habitante. La mitad de lo que consumían sus abuelos hace sesenta años.

El gobierno considera que los precios se han inflado artificialmente en el mercado interno, pero los ganaderos replican que es la pobreza y no la inflación la que hace que la carne de vacuno, símbolo de bienestar en Argentina, sea inasequible para buena parte de la población.

"El problema no es si la carne se ha puesto cara, que no es cierto. La carne está más barata. Lo que ha bajado terriblemente es la capacidad de consumo de los argentinos producto del saqueo y de la miseria, de los salarios, de la inflación", afirma Martín Vivanco, ganadero.

El sector ganadero es una de las principales fuentes de divisas para la economía argentina, que el año pasado tuvo un buen registro exportador: vendió casi 920 000 toneladas de carne de vacuno, un 9% más que en 2019, teniendo a China y Alemania como principales clientes. Mientras tanto, el PIB nacional caía un 10% y las garras de la pobreza alcanzaban al 41% de la población.

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