Nieve en el altiplano boliviano en los primeros días de agosto, el mes de la Pachamama, la Madre Tierra venerada por quechuas y aymaras. Se trata de "un buen augurio", según los amautas o sabios indígenas, muchos de los cuales se acercaron el domingo a lugares sagrados como...
Nieve en el Altiplano boliviano en los primeros días de agosto, el mes de la Pachamama, la Madre Tierra venerada por quechuas y aymaras. Se trata de "un buen augurio", según los amautas o sabios indígenas, muchos de los cuales se acercaron el domingo a lugares sagrados como la Waraco Apacheta o el Lloco Loco, cerca de La Paz, para hacer ofrendas y realizar rituales ancestrales con los que se agradecen los bienes logrados y se pide una renovada prosperidad.
"Esto es como un agradecimiento, y también es para que todo este año que nos vaya bien. Para que haya negocios, ventas, también para que esta enfermedad se vaya. Que termine aquí", explicaba la curandera aymara Antonia Quispe.
"Hay mucha gente que ha sufrido (por la pandemia). Entonces me parece que es una especie de bendición también de nuestra Señor, el Creador, Dios Poderoso, esta nevadita, que significa para nosotros mucho", añadía un ciudadano llamado Denelio Flores que había asistido a la ceremonia.
En las ofrendas, abundan dulces, plantas medicinales, hojas de coca y resinas aromáticas. Tras ser bendecidas con alcohol, vino o cerveza, arden en una pira y las cenizas son enterradas o guardadas en una caja. Numerosos comerciantes y transportistas, muchos de los cuales se han visto seriamente afectados por la pandemia, han participado en los rituales. Han dado las gracias a la Pachamama por lo recibido y le han pedido salud y prosperidad para ellos y sus familias.