En su visita a Eslovaquia, ha visitado el barrio de Lunik 9 de la ciudad de Kosice, donde malviven miles de gitanos. El mejor lugar para resumir el mensaje de solidaridad y acogida que ha querido transmitir a sus fieles.
El Papa Francisco ha dedicado su penúltima jornada en Eslovaquia a los jóvenes y a los marginados.
En el estadio del Lokomotive, en la ciudad de Kosice, ha hablado de amor y filedidad a unos diez mil chicos y chicas. 'El amor no es un sueño de bajo coste, no se puede usar y tirar', ha dicho. Puso de ejemplo a Anka Kolesarova, una adolescente beatificada hace tres años que murió tras resistirse a ser violada por un soldado soviético en 1944.
"Siento que me transmite paz y energía".
La miseria de Lunik IX
Más tarde, el Sumo Pontífice se ha acercado hasta el barrio de Lunik IX, considerado el mayor gueto gitano de centroeuropa. Unos dos mil salieron a aclamarlo. Francisco se reunió con representantes de la comunidad romaní en una visita corta pero que llev ó esperanza a quienes más la necesitan.
"Estoy feliz de que el papa se preocupe por nosotros y ahora el mundo pueda saber que necesitamos ayuda", comenta un muchacho.
Esta etnia constituye el diez por ciento de los casi cinco millones y medio de habitantes del país. En estos edificios ruinosos la mayoría vive sin agua corriente ni electricidad. Por lo que cuenta Inga, parece imposible romper el círculo de la p obreza.
"Es muy difícil encontrar trabajo, cuando se enteran de que somos de Lunik, nunca nos contratan".
Su madre recuerda que durante la pandemia recibían s 240 euros de ayuda estatal para alimentar a los siete de la familia".
El paso de Francisco por Lunik simboliza mejor que nada el mensaje de solidaridad y acogida que ha querido transmitir a lo largo de su viaje a Eslovaquia, que ha acabado este miércoles.
Habrá que ver qué queda después de que se desmontan los escenarios.