Un viaje "ecológico" de 2.500 km por tierra para asistir a la COP26

Mientras 26 de sus colegas de la delegación lituana en la COP26 llegaron a Glasgow en avión privado o en vuelos comerciales, Marijus Gailius quiso tomar el camino correcto.
Como asistente de comunicación del Ministerio de Cambio Climático, Gailius pensó en evitar volar de Vilnius a Glasgow -evitando la contaminación que eso conlleva- y quiso hacer el viaje por tierra y mar, un trayecto de unos 2.500 kilómetros.
A diferencia de los representantes de algunos gobiernos europeos que han hecho mucho eco en los medios de comunicación de sus viajes en tren nocturno de 27 horas a Glasgow, Gailius hizo el viaje en su tiempo libre, y corriendo con los gastos. ¿El precio? Más de 300 euros, frente a los 30 euros de un vuelo económico.
Pero era mejor para el medio ambiente, ¿no? Pues no. Gailius calculó meticulosamente su huella de carbono mientras tomaba cuatro autobuses, un ferry, un tren y otro autobús desde su casa en Vilnius hasta la COP26 en Escocia.
Incluían un autobús de Vilnius a Bialystok, en Polonia, otro autobús de Bialystok a Poznan y luego un coche compartido de Poznan a Berlín. Tras una noche en Berlín, tomó un autobús nocturno a Ámsterdam -durante el cual no durmió-, seguido del ferry de Ámsterdam a Newcastle.
Calculó que, debido a las restricciones de la pandemia en cuanto al número de pasajeros -varios de los autobuses que tomó estaban medio vacíos- y a un ferry de 17 horas desde Ámsterdam a Newcastle, que tampoco estaba completamente lleno, habría sido mejor para el clima haber volado.
Llegó a la conclusión de que los individuos pueden hacer poco para tener un impacto real en las emisiones globales.
"Por mucho que intentemos salvar el planeta, no detendremos la crisis climática con esfuerzos individuales. No nos engañemos, mientras sea posible elegir un vuelo barato, la gente lo elegirá", escribió en un relato de su viaje para un sitio web de un medio de comunicación lituano.
"Como ha demostrado mi experimento, comportarse de forma diferente no sólo es práctico, sino también... inútil".
Gailius nunca ha renunciado a los viajes ecológicos. En 2015 viajó a la COP21 de París utilizando autobuses, trenes y taxis en lugar de volar y tuvo más éxito que el viaje de este año.
Pero ahora mismo, la experiencia de su viaje de pesadilla a Escocia sigue siendo demasiado dura. "En este momento creo que no [volvería a hacerlo]", dijo. "Pero cuando vuelva a Vilnius estoy seguro de que me [recuperaré]. Hace años que dejé de volar para mis vacaciones".