La exposición fotográfica llamada "La cicatriz", dedicada a las mujeres desfiguradas con ácido se expone en la Galería Uffizi. La serie de fotos se expone junto a esculturas de mujeres maltratadas de hace cuatro siglos. El objetivo es rememorar el pasado para cambiar el futuro.
De intensa belleza y gran energía: así veía el gran escultor barroco Gian Lorenzo Bernini a la amada Costanza hace cuatro siglos, pero sólo unos meses después de realizar su busto, la desfiguró por celos.
Para celebrar el día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres, la Galería Uffizi ha decidido narrar las historias de mujeres maltratadas a través de esculturas e imágenes porque el arte puede servir para rememorar el pasado y darnos los medios para cambiar el futuro.
Eike D. Schmidt es el director de la Galería Uffizi e indica: "Es concienciar a la gente de algo que sólo se habría visto como una noticia criminal transmitida por los periódicos, la radio o la televisión. Aquí se puede ver la extrema belleza y energía de las mujeres y también ese ataque a la vida y a la identidad de la mujer".
En el siglo XVII era un cuchillo, hoy es el ácido, pero el objetivo sigue siendo el mismo: el rostro, la identidad y la libertad de la mujer.
Costanza fue desfigurada por el artista debido a que el amor no era recíproco. Además encargó a uno de sus sirvientes que lo hiciera. Han pasado casi cuatro siglos desde entonces y sólo han cambiado algunas cosas, pero la esencia sigue siendo la misma: los hombres consideran a las mujeres y a sus cuerpos de su propiedad.
Elena Baragli es presidenta del centro antiviolencia Artemisia y señala:_ "Un episodio que es descrito por Bernini como el gran amor, pero tenemos que desenmascarar esta narrativa, según la cual la intensidad del amor conduce a la violencia. Todavía seguimos así, porque la cultura patriarcal sigue muy arraigada"._
103 centros antiviolencia de toda Italia ayudan a más de 20.000 mujeres al año, que huyen de la violencia de género y los abusos, dándoles protección y refugio y ofreciéndoles un camino hacia la autonomía y la libertad. Pero antes de eso, hay que facilitar que las mujeres den el primer paso.
Petra Filistrucchi es vicepresidenta del centro antiviolencia Artemisia y apunta: "Es difícil hablar de ello, es difícil incluso mencionarlo cuando se vive dentro de una dinámica violenta y de carácter crónico. Porque es difícil reconocer los actos violentos. Piensas que ser controlado y rendir cuentas es algo natural".
La cultura también juega un papel fundamental. Ya que sigue habiendo un entorno opresivo y sexista que influye sobre la vida y la libertad de las mujeres cuatro siglos después de que la belleza de Costanza fuera arruinada por la violencia de un hombre.