Tras ocho años sin dar su legítimo dueño, las piedras preciosas se dividen entre la famosa comuna francesa y el alpinista que dio con ellas.
Chamonix es estos días escenario del final de una historia, digna de película, que arrancaba en 1966. Entonces, un avión procedente de la India se estrellaba en el glaciar de Bossons. La tragedia dejaba 117 fallecidos y un tesoro desaparecido: una caja con miles de piedras preciosas. En 2013, un alpinista daba con ella.
"Era una caja dentro de la cual mi cliente descubrió todo lo que vamos a abrir", relata Catherine Anxionnaz, abogada del descubridor, mientras enseña todos los objetos hallados. Su cliente a preferido siempre permanecer en el anonimato.
A pesar de que muchos reclamaron ser los legítimos dueños del tesoro, el anónimo alpinista decidió entregar el mismo a las autoridades, que lo han guardado durante ocho años. Pasado ese tiempo, según dicta la ley, la mitad del tesoro, valorado en unos 150.000 euros, pasa a pertenecer a su descubridor.
"Hemos separado el tesoro en dos partes estrictamente idénticas", explican desde el Museo del cristal, que expondrá la otra mitad, desde ahora perteneciente a la ciudad de Chamonix.
Al contactar con el anonimo alpinista a través de su abogada, este confesaba no dar crédito al deselance de este cuento muy real: "¡No me lo creo, es demasiado!, decía. "Lo pondré en una cuenta e intentaré no abusar".
Las ya famosas piedras serán expuestas a partir de mediados de este mes en un museo que, a buen seguro, atraerá a los amantes de los tesoros y las buenas historias.