"Los horrores en Bucha son solo la punta del iceberg", según el ministro de Exteriores de Ucrania
Condena internacional y acusaciones de crímenes de guerra contra Moscú tras la masacre de civiles en Bucha. Las terribles imágenes de centenares de cadáveres en las calles de esta ciudad, de las afueras de Kiev, han hecho que muchos países aboguen por sanciones más duras contra el Kremlin: como la prohibición de importar combustible de Rusia. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quiere que el líder ruso, Vladímir Putin, sea juzgado por crímenes de guerra.
Bucha, "la punta del iceberg"
Desde Polonia, el ministro de Exteriores de Ucrania, Dmitro Kuleba, ha advertido de que la matanza de Bucha es solo "la punta del iceberg" y ha pedido a la Unión Europea (UE), la OTAN y el G7 más sanciones contra Moscú y más armas para Ucrania.
"Los horrores que hemos visto en Bucha son solo la punta del iceberg de todos los crímenes que han sido cometidos por el Ejército ruso en territorio de Ucrania hasta ahora y puedo decirlo sin exagerar, pero con gran tristeza: la situación en Mariúpol es mucho peor".
Moscú insiste en el "montaje"
El Kremlin lo niega todo, pese a que periodistas de todo el mundo son testigos del horror en Bucha. Según el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, es un "nuevo ataque con noticias falsas" contra Moscú, un "montaje".
El embajador de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia, ha dicho que su país presentará pruebas de ello en las próximas horas:
"Desde el principio ha quedado claro que esto no ha sido más que otra provocación escenificada destinada a desacreditar y deshumanizar al Ejército ruso y aumentar la presión política sobre Rusia". (...) "Tenemos pruebas que lo prueban. Tenemos la intención de presentarlas al Consejo de Seguridad lo antes posible, para que la comunidad internacional no se deje engañar por la falsa narrativa promovida por Kiev y sus patrocinadores occidentales".
Más tropas rusas en el Donbás
Rusia ha retirado muchas de sus fuerzas del área de la capital. Ahora está enviando tropas y mercenarios al este de Ucrania en un intento por hacerse con el control del Donbás, la región industrial mayoritariamente de habla rusa que incluye a la sitiada Mariúpol.